• Así lo expresó el investigador emérito del INAH al participar en un conversatorio con motivo del 30 aniversario de la revista
• Con sede en El Colegio Nacional, también participaron el arqueólogo Leonardo López Luján, y la directora y el editor de la publicación, María Nieves Noriega y Enrique Vela
“La revista Arqueología Mexicana se ha convertido en la memoria histórica de la arqueología, ya que ahí se daban las primicias de algún hallazgo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y es puerta abierta de divulgación para las y los arqueólogos y las y los investigadores de otras especialidades”, afirmó el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, al participar en un conversatorio con motivo del 30 aniversario de la publicación.
Con sede en El Colegio Nacional, como parte del cierre del ciclo de conferencias 2023, “La arqueología hoy”, coordinado por el director del Proyecto del Templo Mayor, Leonardo López Luján, Matos Moctezuma dijo que el éxito de esta revista, coeditada por Editorial Raíces y la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, tiene que ver con su organización, ya que cuenta con un Comité Científico-Editorial y un Consejo de Asesores, que contemplan y revisan los temas que se presentan en cada número bimestral; además, se han publicado antologías, números especiales y es una fuente de consulta de público general y especializado.
En su intervención, con la presencia de la directora de la revista, María Nieves Noriega, y editor Enrique Vela, el arqueólogo Leonardo López Luján detalló que Arqueología Mexicana ha publicado 2,500 artículos, escritos por más de 1,370 autores; 294 ediciones (183 números y 111 especiales); 16 guías, ocho antologías, un banco de imágenes con más de 62,000 registros y un estimado de 15 millones de lectores.
Precisó que, por su temática, la revista vino a unirse a publicaciones como Anales y Boletín del INAH; Anales de Antropología, de la UNAM, fundada por Juan Comas; Estudios de cultura náhuatl, creada por el padre Ángel María Garibay y que continuó Miguel León-Portilla; y Estudios de cultura maya, por Alberto Ruz L’huillier; pero faltaba en México el equivalente a Archeologia Viva, de Italia, y Archaeology Magazine, de Estados Unidos, vacío que Arqueología Mexicana vino a cubrir.
En tanto, Nieves Noriega recordó que la revista surgió gracias a la voluntad de la entonces titular del INAH, María Teresa Franco, con la dirección científica de los arqueólogos Joaquín García-Bárcena, Alejandro Martínez Muriel, Alba Guadalupe Mastache Flores y Enrique Nalda, quienes deseaban hacer una publicación especializada de amplia cobertura, fue así que en abril-mayo de 1993, con el volumen y número I, dedicado a Teotihuacan, comenzó su circulación con un tiraje de 25,000 ejemplares.
Recalcó que esta obra editorial se ha encargado de divulgar los trabajos presentes y pasados de la arqueología en nuestro país, y ha dado apertura a otros temas asociados a la historia, antropología, lingüística y diversidad cultural de México y naciones vecinas. “Llegamos a tener un tiraje de 42,000 ejemplares; sin embargo, hoy es menor, debido a la contingencia sanitaria y los nuevos hábitos de consumo de la sociedad. El desafío para 2024 es apostarle más al tema digital, sin perder el carácter impreso que nos caracteriza”, puntualizó.
Por su parte, el editor de la revista, Enrique Vela, refirió que una de las características de Arqueología Mexicana es que la escriben las y los propios investigadores, ya que son quienes tienen el control de los datos; “el gran reto para los editores ha sido acotar los textos a cierta extensión, sin que estos pierdan su rigor científico”, comentó.
López Luján recordó la participación crucial que tuvieron para la realización de la publicación editores como Sergio Autrey Maza y Jaime Bali, la colaboración del reconocido Eduardo Matos Moctezuma en las secciones “Mentiras y verdades”, y ahora “Anecdotario arqueológico”, y las aportaciones de los ya fallecidos León-Portilla y Alfredo López Austin.
“El hacer la revista Arqueología Mexicana ha resultado un placer, no podría decir que hay un número favorito o especial, ya que todos tienen un gran trabajo de fondo. Me congratula saber que la publicación es útil para el magisterio, la academia, los arquitectos y divulgadores del patrimonio, creo que ahí está el premio a estas tres décadas de intensa labor editorial”, finalizó María Nieves Noriega.