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Analizan la cosmovisión de la Isla de Bali sobre la muerte.
Analizan la cosmovisión de la Isla de Bali sobre la muerte.

• El hinduismo balinés cree en la reencarnación, es decir, la muerte vista como una etapa más en el ciclo interminable de existencia

• El historiador Alberto Adrián de León Leal expuso el tema en el ciclo “Religión y cultura. La vida después de la muerte según las religiones”

Boletín 736

 

La Isla de Bali, ubicada en el sureste asiático, forma parte del archipiélago indonesio y es una de las 17,000 islas que componen ese país, la religión imperante es el hinduismo, la cual mantiene la creencia de la reencarnación, es decir, la muerte vista como una etapa más en el ciclo interminable de existencia. Para explicar esa cosmovisión se llevó a cabo una ponencia, a cargo del historiador Alberto Adrián de León Leal, de la Fundación Guendabi’chi’ AC.

 

Transmitida por INAH TV, la sesión fue parte del ciclo de conferencias “Religión y cultura. La vida después de la muerte según las religiones”, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), y la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones.

 

Presentado por la investigadora emérita del INAH, Yólotl González Torres, De León Leal explicó que el hinduismo en Bali se basa en la rama conocida como saivismo, la cual venera al dios Shiva, pero a lo largo del tiempo se incorporaron practicas locales que dieron como resultado la adoración de espíritus, ancestros y deidades de la naturaleza.

 

“Se estima que las influencias del hinduismo comenzaron a llegar alrededor del siglo I y se extendieron hasta el IX después de Cristo. La creencia de la reencarnación en Bali señala que el cuerpo inmaterial está forzado por las leyes del universo a transitar entre vidas mortales hasta que se produzca la llamada moksha o liberación del alma”, abundó.

 

Agregó que, en el hinduismo balinés o agama hindú dharma, se cree que el alma de la persona fallecida renace en otro cuerpo, pero debe ser incinerada para ascender al plano espiritual, por tanto, las ceremonias mortuorias de incineración en Bali se acompañan de música del género wayang, ejecutada por un gamelan, y posterior a ello, siguen 12 días de luto con procesiones y ofrendas, a fin de impulsar el alma a la otra vida.

 

Según las creencias, dijo, si una persona llevó una vida virtuosa y realizó buenas acciones, su alma renacerá de una forma más sagrada; por el contrario, si ha sido mala y con actos negativos, su alma puede renacer en una forma inferior o, incluso, como espíritu errante.

 

En la cosmovisión de Bali existen varios “reinos del más allá”, uno es donde moran los seres celestiales, un lugar de dicha y recompensa para las almas virtuosas; otro es el de los ancestros fallecidos; uno más, donde yacen los espíritus errantes o fantasmas que murieron de forma violenta o no recibieron los rituales funerarios adecuados; y también está el reino de los santos, en el que las almas se dedican a la meditación.

 

“Los factores que determinan el lugar donde deparará el alma es el karma, el cual es la acumulación de puntos positivos o negativos que ayudan a transitar a una mejor vida futura. El karma va de la mano con el dharma, que es el nivel social y moral de una persona”, detalló De León Leal.

 

Una de las figuras prominentes de la mitología de Bali, vinculadas con la muerte, es Rangda, diosa del mal, asociada a la destrucción, y es, a su vez, la personificación de la energía negativa; se le representa como una figura feroz, con colmillos y cabellos desgreñados, e incita a las personas a realizar actos malvados. Su contraparte es Barong, que encarna las fuerzas del bien y la luz, y se le simboliza como un león o dragón sagrado.

 

En las representaciones tetarles de la isla, estas dos deidades luchan como parte de una danza, y la pugna se escenifica por medio de movimientos y gestos dramáticos; el rito ejemplifica la batalla eterna entre el bien y el mal, pero no hay un vencedor, ya que, en el mundo balinés existe equilibrio entre el bien y el mal, vida y muerte.

 

Otro ser mitológico es Batara Kala, figurado con múltiples cabezas y brazos, ojos rojos, lengua larga, piel oscura y el cuerpo cubierto de cenizas; es el encargado de registrar las acciones del individuo. Asimismo, está el dios Iama, identificado por tener una corona, una vara y un toro, cuya encomienda es llevar a las almas al mundo de los muertos.

 

Además de Brahma, ser tricéfalo que realiza un balance general del karma y supervisa la reencarnación de las almas; y Vishnu, preservador del universo, que puede caracterizarse de diferentes avatares y tiene la responsabilidad de la reencarnación.

 

El historiador concluyó que un aspecto fundamental en la cosmovisión de la Isla de Bali en torno a la muerte es el monte Agung, el cual representa el mítico y sagrado monte Meru de la India; en Agung (el volcán más alto de Indonesia), donde se cree que moran los dioses de Bali y donde las almas de los difuntos son juzgadas.

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