• La Secretaría de Cultura federal, a través del INAH y del INEHRM, colaboró con el recinto legislativo para esta muestra que cierra el año dedicado al general
• La mayoría de las 58 imágenes proceden de la Fototeca Nacional; en tanto, el Museo Nacional de las Intervenciones apoyó la investigación que les da contexto
La exposición fotográfica Francisco Villa. El revolucionario del pueblo, montada en la Galería Abierta del Senado de la República, es una de las actividades que cierran 2023, año dedicado a la memoria del caudillo en su centenario luctuoso. La muestra abrió hoy, 6 de diciembre, sobre la avenida Paseo de la Reforma, mismo día en que, hace 109 años, cabalgaban triunfantes por este histórico bulevar el Ejército Libertador del Sur y la División del Norte.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), colaboró con la Cámara de Senadores para llevar a cabo este recorrido visual por la trayectoria del general Francisco Villa, desde su anexión a la causa maderista hasta su asesinato, en julio de 1923, en Parral, Chihuahua.
La mayoría de las 58 imágenes, a la vista del transeúnte y que rodean el recinto legislativo (av. Paseo de la Reforma 135), proceden de la Fototeca Nacional del INAH, en particular del Fondo Casasola; en tanto, la investigación que brinda contexto a cada una de ellas estuvo a cargo del director general del INEHRM, Felipe Ávila Espinosa, y del historiador del Museo Nacional de las Intervenciones (MNI), Pavel Navarro Valdez.
En la inauguración, presidida por la senadora Lilia Valdez Martínez y la nieta del general, Guadalupe Villa, con la representación del director general del INAH, Diego Prieto Hernández, la titular del MNI, Cecilia Genel Velasco, consideró que “el valor fontal de esta muestra es intrínseco, al ser coetánea de los hechos de los cuales da testimonio: la existencia del Caudillo del Norte en sus más diversas esferas y capítulos.
“En el año dedicado a la vida y la obra del general Villa, el mejor cierre es mostrar de forma prístina estas impresiones profundas, las cuales expresan agresividad, dureza, felicidad, melancolía y tristeza. Nada mejor para conocer a fondo los sentimientos de uno de los personajes más representativos de la idiosincrasia de nuestro pueblo y tan reconocido por la causa sagrada de la gente”, manifestó Cecilia Genel.
En su intervención, el director general del INEHRM, Felipe Ávila Espinosa, hizo hincapié en el origen de Francisco Villa, nacido como Doroteo Arango, en junio de 1878, en La Coyotada, San Juan del Río, en Durango. Él, dijo, formó parte del grueso de la población mexicana excluida de la “bonanza” porfirista, un niño huérfano sin educación, que más tarde encontraría en el bandolerismo un modo de subsistencia.
Añadió que Villa hubiera mantenido ese camino de no haber conocido a Francisco I. Madero, cuyos ideales de justicia y democracia lo inspiraron para sumarse a la causa revolucionaria y ofrecer a la misma sus mejores cualidades.
“En la Revolución, Villa demostró que su valor, destreza como jinete, su habilidad con la pistola y el rifle, su carisma y capacidad de mando podían contribuir al movimiento. Pronto, junto a Pascual Orozco y Emiliano Zapata, se convirtió en uno de los líderes de la lucha insurreccional maderista que derrotó a Porfirio Díaz. Como heredero legítimo del maderismo, tras el golpe huertista, volvió a las armas, haciéndose de un ideario político y social de cambio.
“Gracias a sus capacidades guerreras pudo convertirse en el jefe del más poderoso ejército que ha construido la nación mexicana, desde el punto de vista popular. La División del Norte ha sido la más poderosa maquinaria de guerra construida por el pueblo de México y, sin ella, no hubiera triunfado la Revolución”, señaló Felipe Ávila.
Bajo la curaduría de la historiadora Jacqueline Hernández Correa, Francisco Villa. El revolucionario del pueblo se compone de imágenes provenientes de archivos visuales de México y Estados Unidos, y están ordenadas cronológicamente en virtud que, dada su intensa vida revolucionaria, tuvo un registro abundante, por ejemplo, fotógrafos estadounidenses y mexicanos hicieron un seguimiento de su participación entre 1911 y 1916.
En su etapa como guerrillero, de 1917 a 1920, fue casi inaccesible para el reportero gráfico acompañar los pasos de Villa, debido a la persecución implacable del ejército estadounidense y los carrancistas.
Por último, sus años pacíficos en la Hacienda de Canutillo, de 1920 a 1923, dieron la oportunidad de hacer un reportaje gráfico de sus días como hacendado, preocupado por la siembra y la cría de ganado. Su imagen de revolucionario salvaje fue seductora para los testigos de ambos lados de la frontera. Por ello, sus fotografías fueron solicitadas por los medios, y su vida, al menos hasta 1914, se convirtió en historia atractiva para el cine de Hollywood.
La figura de Francisco Villa sigue siendo interesante para las nuevas generaciones quienes, más allá de su leyenda negra, buscan conocer la personalidad de uno de los líderes más carismáticos de la Revolución Mexicana.
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