Aspecto de los monolitos reubicados en el atrio de la capilla de la Comisaría Ejidal de Granada. Foto: Sección de Conservación y Restauración, CINAH Yucatán.

Por: Natalia Hernández Tangarife

Natalia Hernández Tangarife

Avatar de Gustavo Abraham Díaz Trejo

Conservadora-Restauradora de Bienes Muebles egresada de la Universidad Externado de Colombia y maestra en Antropología Urbana por la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona, España. Desde 2012 es restauradora-perito en el Centro INAH Yucatán. Actualmente dirige el “Proyecto de Conservación y Restauración de la piedra labrada y acabados de estuco de la Arquitectura Puuc”.

Por: Eunice Uc González

Eunice Uc González

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Originaria de San Francisco de Campeche, es licenciada en Ciencias Antropológicas, con especialidad en Arqueología, por la Universidad Autónoma de Yucatán, así como maestra en Etnografía y Educación Intercultural por la Universidad de Oriente, en Valladolid, Yucatán. Es profesora-investigadora en el Centro INAH Yucatán, donde dirige los proyectos “Arqueológico Oxkintok: análisis y estudio de los materiales arqueológicos del sitio y su área periférica” y “Arqueológico Dzoyilá”.

Los días 13 y 14 de noviembre de 2025, por iniciativa y solicitud de la comunidad, se realizó la restauración y reubicación de dos monolitos prehispánicos -columnas- que por décadas habían sido usados como elementos decorativos en la escalinata de la casa principal de la Ex Hacienda Granada, ubicada en el municipio yucateco de Maxcanú. Ambas piezas se montaron en el atrio de la capilla de la Comisaría Ejidal de Granada para garantizar que, en lo sucesivo, se mantengan en una propiedad pública, sin temor a su privatización por ubicarse en un predio particular.

 

Uno de los monolitos se encontraba fracturado en tres secciones a causa de su colapso debido, a su vez, a la presión ejercida por las raíces de un árbol plantado junto a la alfarda de la escalinata donde se localizaba.

 

La pieza fue trasladada al Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Yucatán cuando ocurrió el suceso, en 2019. Al regresar a la comunidad se restauró a través de la unión de sus fragmentos durante su montaje; mientras su par, que todavía se encontraba en pie, en una sola pieza, se desprendió y reubicó junto al elemento atendido.

 

El proceso de traslado, restauración y montaje se realizó en coordinación con las áreas de Conservación-Restauración, Arqueología y Museografía del Centro INAH y el Museo Regional de Antropología de Yucatán (MRAY) “Palacio Cantón”, con el personal, las herramientas y los materiales especializados para realizar esta delicada maniobra.

 

Desde mediados de 2024 y durante 2025 se dialogó con el comisario ejidal y el comisario municipal de Granada para presentar la propuesta de restauración y reubicación de los monolitos y obtener su aprobación, así como su compromiso de exponer la propuesta a la comunidad, para su conocimiento.

 

Asimismo, se comunicó la iniciativa al párroco de Maxcanú, encargado de la capilla, quien la presentó a la arquidiócesis de Yucatán, para contar con el visto bueno de todos los involucrados. Por otro lado, el propietario de la ex hacienda, a pesar de un inicial descontento por la decisión de trasladar los monolitos, accedió tras comprender que estos bienes son propiedad de la Nación y pertenecen a todos los mexicanos, de modo que debe garantizarse el acceso y disfrute a los mismos, especialmente por parte de la comunidad de Granada.

 

Características y devenir

 

Estos monolitos prehispánicos fueron reutilizados durante la construcción de la Ex Hacienda Granada, la cual data de la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX; sin embargo, originalmente provienen del asentamiento prehispánico que se localizaba en Granada antes de que los españoles la nombraran como tal, dicho sitio era conocido como Tu’chicaan (Códice de Calkiní y Roys, 1957).

 

Por sus características de manufactura y función, así como por los personajes labrados que presentan, podemos afirmar que estos monolitos cilíndricos de gran formato, con motivos en bajorrelieve en sus anversos y lisos por sus reversos, son de la tradición arquitectónica Puuc que inició en Oxkintok, sitio que ejerció poder político sobre todo este territorio del actual Yucatán durante el periodo Clásico regional (450-700 d.C.), dominando a otros asentamientos como Chunchucmil, Xcacab (Santa Bárbara), Sihó, Y’okop y, por supuesto, a Tu’chicaan.

 

Su función primigenia era fungir como columnas que soportaban un dintel y bóveda de mampostería para formar el vano de acceso a una habitación. Como se observa en la imagen (fig 1.) estas piezas son típicas del Puuc y existen ejemplos en otros sitios como Oxkintok, en su conocido Palacio del Diablo o Chiich. 

 

1-Fig. 1. Ejemplo de la función original de las columnas monolíticas que se localizan en la Z. A. de Oxkintok, en las estructuras 6 y 7 (Gendrop, 1997, y Pollock, 1980).

 

La influencia de Oxkintok es evidente en la secuencia estilística de los monolitos de Granada, cuyos personajes representan a ancianos ataviados como sacerdotes (j’menoób): con sonajas en sus manos, penachos de plumas de ave y adornos en brazos y pies.

 

En detalle, portan un penacho con la representación de un ave de ojos grandes (fig. 2. Columna 1) y un ave de ojos cerrados (fig. 3. Columna 2) con las alas extendidas y un pico visto de frente (posiblemente un ave nocturna).

 

2-Fig. 2. Columna 1. Fotogrametría con filtro DEM que permite observar el bajorrelieve. Realizado por la Arq. Vidaura Cardos.Foto: Sección de Conservación-Restauración, CINAH Yucatán.

 

3_Fig. 3. Columna 2. Fotogrametría con filtro DEM realizada por la Arq. Vidaura Cardos. Foto: Sección de Conservación-Restauración, CINAH Yucatán.

 

Bajo el penacho de las aves se observa el rostro de los personajes, estos lucen un peto que les cubre los hombros y el pecho; al parecer este atavío es de caracoles trabajados, lo cual no sería sorprendente, pues la costa poniente de la península de Yucatán dista de Granada, aproximadamente, 37 kilómetros en línea recta.

 

4-Detalle del penacho que porta el personaje de la Columna 1, se aprecia un ave con los ojos abiertos. Foto: Sección de Conservación-Restauración, CINAH Yucatán.

 

Ambos portan ajorcas que les llegan a la altura de los codos. El individuo de la Columna 1 sostiene, en su mano izquierda, una bolsa con forma de escudo.

 

Al igual que el personaje de la Columna 2, sujeta en ambas manos un elemento que, de acuerdo con epigrafistas como Erik Velázquez, es la representación del ofrecimiento de un don, o una ofrenda, a alguna deidad. Ambos personajes lucen un collar largo que remata en un gran adorno a la altura de su cintura, mismo que se fusiona con un faldellín de plumas que deja ver, bajo este, un taparrabo o maxtlatl que se resalta de entre sus piernas. Calzan vistosas sandalias, o cacles, en los pies.

  

Proceso de reubicación y restauración

 

El montaje de los monolitos fue complejo debido a su magnitud y peso, calculado en una tonelada cada uno, por ello, requirió del equipo de especialistas de museografía y montaje del MRAY. El sistema de amarre de las piezas fue fundamental para garantizar su estabilidad durante su elevación en un andamio, reforzado con polipasto, que se empleó para moverlas y ubicarlas en su lugar definitivo.

 

Especialistas en museografía y montaje de piezas estuvieron a cargo del manejo de los monolitos durante su traslado. Foto: Sección de Conservación y Restauración, CINAH Yucatán.

 

Se usó un sistema de amarre y cruce de eslingas para no sujetar a las piezas sobre sus áreas labradas y, al mismo tiempo, evitar que la presión del peso y posibles fricciones por el movimiento, causaran abrasiones durante las maniobras.

 

El movimiento del monolito que se encontraba in situ en la alfarda de la escalinata de acceso a la casa principal de la ex hacienda, cuidó tanto de separar el mortero que unía a la alfarda con la pieza, como de que esta se mantuviera vertical, incluso al trasladarse, en vehículo, con material aislante.

 

La restauración del monolito fracturado consistió en la unión de los fragmentos por medio de pernos de acero inoxidable y resinas epóxicas de alta densidad utilizadas en la restauración de lítica; los fragmentos embonaban a la perfección uno sobre otro y su propio peso brindó la presión necesaria para unirlos. Este proceso estuvo a cargo de restauradores del Centro INAH Yucatán, y de museógrafos.

 

Los fragmentos del monolito fracturado fueron unidos con pernos de acero inoxidable y resinas epóxicas de alta densidad. Foto: Sección de Conservación y Restauración, CINAH Yucatán.

 

Los monolitos se instalaron en una base de cal hidráulica preparada por parte del equipo de albañiles del área de Arqueología y diseñada previamente por la sección de Conservación-Restauración; se formó una banqueta con piedras careadas provenientes del propio piso del atrio de la iglesia. Esta base se realizó con el fin de aislar a las piezas del piso y generar una barrera que las proteja. La comunidad se encargará, posteriormente, de realizar una palapa de madera y palma para resguardarlas del intemperismo.

 

La comunidad de Granada pugnó para que ambas piezas se mantuvieran en un espacio público. Foto: Sección de Conservación y Restauración, CINAH Yucatán.

 

BIBLIOGRAFÍA

Roys, 1957. The Political Geography Of The Yucatán Maya. Publication 613. Carnegie Institute of Washington.

Gendrop, Paul. 1997. Diccionario de arquitectura mesoamericana. México: Trillas. (reimp. 2020). 238 p. ISBN 978-968-24-5662-6.

Pollock, Harry. 1980. The Puuc: Am Architectural Survey of the Hill Country of Yucatan and Northern Campeche, México. Vol. 19. Harvard University Peabody Museum.

Códice de Calkiní. 1957. Trad. Alfredo Barrera Vázquez. Serie Biblioteca Campechana: 4. Gobierno del Estado de Campeche.

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