Arte y tradición: nacimientos mexicanos
Cielo enrollado sobre un enclave cultural maya: Comalcalco
En el corazón de la selva tabasqueña, Comalcalco se erige como un tesoro arqueológico de suma importancia durante el periodo Clásico. Aunque su nombre significa “En la casa del comal”, en náhuatl, su nombre original fue Joy Chan, que significa “Cielo enrollado” en Ch'olano.
Este enclave maya, ubicado en la encrucijada de rutas comerciales, fue un faro de intercambio cultural y económico. Su auge, entre el 200 a.C. y el 950 d.C., lo convirtió en un centro de poder y prosperidad, con una extensión de 7 km que abarcaba la selva y los manglares.
La arquitectura de Comalcalco es un testimonio de gran ingenio, con tres sistemas constructivos que se fusionan en armonía: tierra compactada, ladrillo y mampostería. Su núcleo es un ejemplo de planificación urbana, compuesto por la Acrópolis Este, la Gran Acrópolis, la Plaza Norte y el Grupo Oeste, conjuntos monumentales orientados hacia los puntos cardinales, qué narran la historia de un pueblo en armonía con la naturaleza.
Se distinguió principalmente como un importante sitio productor de cacao, vasijas de pastas finas y figurillas, productos que viajaron desde la costa del Golfo de México hasta la península de Yucatán. Además, es reconocido como el sitio más occidental del área Maya, debido al hallazgo de elementos foráneos, como yugos y hachas de Veracruz, así como materiales líticos de Hidalgo y Guatemala e iconografía del Altiplano Central.