UNIDAD REGIONAL PARA LA FORMULACIÓN DE PROYECTOS ESTRATÉGICOS PARA LA PROTECCIÓN, CONSERVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Una alternativa para obtener fondos en beneficio del patrimonio cultural de las comunidades indígenas y campesinas 

La propuesta que presentamos a continuación es el resultado de la demanda reiterada que hemos recogido en comunidades y pueblos indígenas y campesinos, particularmente a raíz de los sismos de 2017 y 2021, este último con afectaciones en más de 50 inmuebles de la meseta purhépecha, región lacustre y bajío en el estado de Michoacán: Frente al deterioro del patrimonio cultural edificado (histórico y arqueológico), los “guardianes” de estos sitios se enfrentan a la urgencia de apoyos técnicos y financieros para solventar acciones que van desde el mantenimiento básico de los inmuebles, lugares sagrados, bienes muebles, sitios arqueológicos, etc., hasta intervenciones complejas que precisan de recursos que difícilmente se pueden obtener sino a partir de la propia organización y de fuentes alternas de financiamiento. En ese sentido, la estreches de la oferta institucional es por demás evidente, ni los gobiernos locales, estatales y el federal cuentan con alternativas que permitan atender no solo la emergencia sino el rezago que en muchos casos alcanza 30 o 50 años sin intervención especializada; todo indica que en los próximos años continuará esta “sequía” de inversiones en el patrimonio cultural de las comunidades mayormente marginadas, a menos que se encuentren estrategias adecuadas para enfrentar este problema histórico.

Hemos hablado de la pertinencia de promover un INAH más cercano a la gente, que comprenda y se comprometa con el significado profundo de su patrimonio y su papel en el impulso del desarrollo integral de la comunidad, lo que equivale a comprometernos con los pueblos y comunidades en la formulación de sus planes de gestión integral del desarrollo, identificando los problemas para su protección, conservación, preservación y adecuada gestión y desarrollando metodologías apropiadas para la constitución de una comunidad de aprendizaje que haga posible la construcción colectiva de esos proyectos, con la clara intención de que sea la base del método teórico y práctico que de vida a la propuesta que hoy presentamos. 

Esto implica diferentes tiempos y procesos, algunos de ellos podrían ser, en primera instancia, la elaboración de diagnósticos sobre las necesidades, demandas y expectativas de las comunidades, pueblos y barrios más interesados, para en un segundo momento, diseñar la propuesta indispensable de formación e intervención para la transformación, que pueda contribuir a la descolonización y, por lo tanto, a la formación de otro tipo de subjetividad teniendo como eje principal el papel del patrimonio y la identidad en el ejercicio pleno de sus derechos culturales.

Una estrategia educativa-participativa a partir de la defensa, protección, conservación y difusión del patrimonio cultural de pueblos y comunidades debe fortalecer su autonomía y la dignidad de los individuos y colectividades como valores básicos de la diversidad de las múltiples identidades que definen nuestra Nación y que incorporan muy diferentes expresiones identitarias, lingüísticas, culturales, simbólicas y étnicas, en su sentido más amplio.

Nuestras áreas de especialidad en cada Centro INAH, las secciones de Monumentos Históricos, de Conservación y de Arqueología historicamente han logrado formular dictámenes técnicos que apuntan en esa dirección y que pueden ser la base para establecer planes y proyectos para una adecuada intervención que, sin embargo, muy pocos pueden solventar. No sucede así con las comunidades, donde los procesos se interrumpen frente a la ausencia de personal técnico especializado para trabajar con estos dictámenes en la integración de expedientes técnicos que permitan la búsqueda de recursos financieros. Por ejemplo, en el caso del centro INAH Michoacán en ocasiones no ha sido posible aprovechar algunas oportunidades de apoyo económico ante la carencia de proyectos. Si esta condición se presenta en una institución dotada de los mejores especialistas en la materia no es difícil entender lo que sucede en las comunidades que aún y cuando se han adscrito a los programas de “autogobierno” y disponen del llamado presupuesto directo, se ven impedidas de utilizar sus propios recursos frente a reglas de operación que privilegian la obra pública para la dotación de servicios y restringen el financiamiento para mejoras al patrimonio cultural, aduciendo que es responsabilidad de las asociaciones religiosas (tratándose de espacios destinados al culto) o no son planteamientos que se puedan considerar prioritarios bajo determinadas perspectivas dominantes.

Surge entonces la urgente necesidad de formular proyectos estratégicos para la protección, conservación y difusión del patrimonio cultural en las comunidades, pueblos y barrios mayormente marginados y que poseen una enorme riqueza cultural que se va degradando al paso del tiempo, de distintos grados de abandono institucional, de la ausencia de planes de mantenimiento y de manejo, de iniciativas de trabajo no calificadas o desinformadas (algunas veces bien intencionadas) que alteran y en ocasiones destruyen el valores de esos bienes patrimoniales, de intervenciones de autoridades locales con afanes “modernizadores” o “estéticos” que denotan profundo desconocimiento de la cultura, la historia, de la legislación en la materia, en fin, consecuencia de la endeble gobernanza que priva todavía en nuestra entidad.

Nos interesa poner el acento en la formulación de proyectos, no solo en la lógica de cubrir los requisitos indispensables para acceder a fondos (públicos, privados y sociales) sino también en el desarrollo de procesos educativos que construyan alternativas frente a los obstáculos que frenan o inhiben el desarrollo de las comunidades a partir de su activa participación. Como se sabe los proyectos se diseñan porque existen problemas y necesidades que requieren solución. En nuestro caso hablamos de problemas vinculados con la protección y conservación del patrimonio cultural, sobre los cuales dan cuenta clara los documentos técnicos elaborados por nuestros especialistas y por ello requerimos de un grupo compacto (que ahora mismo no existe) capaz de interpretar adecuadamente ese instrumento técnico llamado dictamen, con la visión local en la materia a fin de integrar expedientes necesarios para derivar las estrategias de gestión de fondos o de intervención inmediata basada en los recursos propios.

Proponemos la integración de equipos regionales que fortalezcan la estrategia diseñada por esta administración para fortalecer el trabajo regional y que se tradujo en acciones coordinadas que enriquecieron notablemente el trabajo de nuestros centros INAH. Dichos equipos se establecerán con un representante de cada centro y la incorporación de un proyectista por centro INAH, que pueden surgir de procesos descentralizadores o en el mejor de los casos adjudicando un contrato para cada centro de trabajo. Con el afán de integrar y fortalecer este esfuerzo, se plantea la conformación de la “Unidad regional para la formulación de proyectos estratégicos para la protección, conservación y difusión del patrimonio cultural”. Dicha unidad deberá promover procesos de trabajo que garanticen una dimensión participativa como condición básica de los procesos de gestión; que tengan un carácter integral; capaz de ubicar a los actores involucrados como sujetos de sus propias transformaciones y estimulen el desarrollo de capacidades y habilidades, potencien la dimensión educativa y el desarrollo de valores; incorporen un enfoque con rigor técnico y metodológico y partan del reconocimiento y consideración del contexto donde se desarrolla el proyecto.

De esta manera se plantea trabajar sobre la base de lo que se conoce como “Ciclo de Vida de los proyectos”, como guía de trabajo para el desarrollo de esta tarea fundamental para el INAH. Dicho ciclo establece una ruta de trabajo que tendrá que ser adaptada a las condiciones específicas de cada lugar a fin de configurar alternativas propias capaces de movilizar los recursos locales y sean gestionados por la propia comunidad.

 

La identificación del proyecto

  • Diagnóstico integral (triple enfoque, reconocimiento de la realidad, identificación de recursos y potencialidades, actores y problemas)
  • Establecer la prioridad de los problemas (análisis de las relaciones causa-efecto: árbol de problemas)
  • Identificación y selección de las posibles alternativas de solución (ideas del proyecto árbol de objetivos)

 

La planificación y negociación

  • Concepción del proyecto
  • Diseño de la metodología de intervención (Objetivos, resultados, actividades, recursos)
  • Estrategias e instrumentos.
  • Legitimidad del proyecto

 

La ejecución y seguimiento

  • Puesta en marcha del proyecto
  • Ejecución de las acciones
  • Seguir y monitorear el proceso

 

La evaluación y sistematización de la experiencia

  • Mediciones, constataciones y reflexiones
  • Recuperación crítica del proceso 
  • Aprendizajes y aportes metodológicos

Enunciamos únicamente las líneas generales de trabajo del proceso propuesto bajo la cual deberá realizar su trabajo la Unidad de proyectos.

Muchas gracias

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