Protección integral del patrimonio cultural: experiencias, dificultades y retos

Centro INAH Michoacán

 

 

Quienes trabajamos en el Instituto, sabemos que nuestras funciones están definidas en la Ley Orgánica que le dio origen a nuestra institución en 1939 y en actualizaciones posteriores, en su Reglamento publicado en 2021, así como en otras disposiciones legales de carácter federal e internacional. En esta participación destacamos tareas que, de manera general, se enmarcan en una de nuestras funciones sustantivas -por lo tanto permanentes y obligadas- y que forma parte del quehacer cotidiano de nuestro centro de trabajo: la protección técnica y legal del patrimonio cultural. A 46 años de su creación, el Centro INAH Michoacán cuenta con 136 trabajadores, distribuidos en 12 centros de trabajo que incluyen museos, zonas arqueológicas, archivos y bibliotecas. Del total de trabajadores, 118 son personal de base, 4 son personal de apoyo a confianza, 9 son personal eventual, 4 colaboran por capítulo 3000. Por sus áreas de especialidad, está organizado en secciones: Monumentos Históricos, Conservación y Restauración e Investigación; ésta última se compone de las áreas de arqueología (que incluye el laboratorio de arqueometría), historia, antropología (antropología física, antropología social y lingüística). La organización del trabajo está conducida por la Dirección del Centro INAH que convoca, de manera periódica, al conjunto de coordinadores de cada una de esas áreas, que es la instancia que posibilita la planeación de tareas conjuntas y conocer de instrucciones o problemáticas institucionales que deban atenderse. Cada sección o área tiene su propia forma de organización que permite programar tareas o tomar decisiones.

La atención a la Protección Técnica y Legal del Patrimonio Cultural requiere de procedimientos claramente establecidos, ya sea que la actuación del Instituto sea de oficio o se genere por petición de parte. Estos últimos corresponden a atención a denuncias, inspecciones y supervisiones, dictámenes, solicitudes de permisos o intervención solicitados por particulares, empresas, instituciones públicas, grupos organizados de la sociedad civil, comunidades indígenas o no. Son de oficio cuando la atención deriva de siniestros (fenómenos naturales, robos, incendios, pintas y grafitis entre otros). Entre los factores de impacto, afectación, daño o destrucción de monumentos o zonas de monumentos también figuran los vinculados a desarrollos inmobiliarios, crecimiento urbano, expansión de agroindustrias y cambios de usos de suelo que requieren órdenes de intervención adicionales. Para la atención de cada caso son obligadas visitas in situ y, según sus características, suele haber acciones recurrentes que requieren el traslado del personal especializado. En cualesquiera de los casos, se trata de una tarea institucional permanente para cuya atención es necesaria la interlocución clara y respetuosa hacia quienes presentan alguna solicitud de trámite o quienes están involucrados en algún daño a bienes patrimoniales que es necesario resarcir. Por las características del patrimonio cultural en cuestión ―arqueológico, paleontológico o histórico― se atiende en primera instancia por el área o áreas de especialidad correspondiente y, de ser pertinente, se promueve la participación de otras áreas, incluyendo antropología. La participación conjunta en los casos necesarios, se extiende a las coordinaciones nacionales del propio Instituto e, incluso, a dependencias estatales competentes en la materia.

La Protección Técnica y Legal del Patrimonio Cultural requiere de una visión integral que implica que la intervención en bienes patrimoniales garantice su conservación a través de procesos y definición de acciones que identifiquen las estructuras y la condición de éstas, que restauren, restituyan o recuperen los sistemas constructivos y técnicas tradicionales y que revalúen la importancia del bien cultural para su uso social, tanto para la comunidad donde éste se ubica como para garantizar su protección, posibilitar el acceso y disfrute social en un sentido más amplio. Esta visión se orienta tanto a la conservación y protección de monumento en cuestión ―sea inmueble o mueble, arqueológico, histórico, paleontológico― como a la salvaguarda de la importancia para la memoria y su relación con la comunidad que lo preserva.

Michoacán es una entidad cuyo patrimonio cultural es basto no sólo por la extensión del territorio estatal, sino por su geografía, su diversidad cultural, sus condiciones sociales. La atención integral requiere colocar al bien cultural como punto de convergencia, teniendo presentes las condiciones sociales del lugar donde se ubica, los promoventes de la solicitud o trámite, su contexto inmediato y las circunstancias ―muchas veces adversas― que dieron lugar a la necesidad de generar acciones de protección y conservación. Estos enunciados carecerían de relevancia si quedan sólo en un discurso o principios de actuación; los compartimos en este Foro en tanto que se han decantado a partir de experiencias concretas ―favorables y también fallidas― que han mostrado que la participación conjunta de distintas áreas de especialidad ―ahí donde esto se ha requerido― es una vía necesaria para la atención integral del patrimonio cultural en la entidad: diferentes visiones y conocimientos a través de metodologías y enfoques interdisciplinarios aportan elementos para una mejor conservación, conocimiento, difusión de los bienes patrimoniales y para la definición de estrategias de intervención.

En su conjunto, las experiencias que exponemos pasan por la interlocución permanente entre quienes participan por parte del Centro INAH y quienes, desde el ámbito donde se ubica el bien o bienes culturales, solicitan o demandan la atención institucional. Se trata de procesos mediante los cuales se promueve la participación de la población local para la toma de conciencia por parte de las propias comunidades incluidas sus autoridades sobre el valor patrimonial que tienen los bienes culturales involucrados, pero también el entendimiento de lo que ello supone por parte del personal del INAH. Ello coaduya a acciones de corresponsabilidad para la protección y salvaguarda de bienes culturales que forman parte de la historia, memoria e identidad de las poblaciones, sobre todo tratándose e espacios públicos que tienen una función social en la vida comunitaria.

Los casos que sustentan el planteamiento en el Foro que han requerido la atención conjunta de dos o tres secciones de especialidad del Centro INAH tanto para las acciones enfocadas en los monumentos, como para la atención a los sujetos sociales en ello involucrados:

  • Museo Tlaximaloyan (Municipio de Cd. Hidalgo) (2015 a la fecha): 
  • Parroquia de San José, municipio de Cd. Hidalgo (2015-2017)
  • Templo de San Jerónimo Purenchécuaro, Municipio de Quiroga. (2015- 2020)
  • Capilla del Señor de Zapateros. Tlalpujahua, municipio de Tlalpujahua (2010-2018)
  • Templo de San Felipe Apóstol, San Felipe de los Herreros, municipio de Charapan (2016-2018; 2022)
  • Templo de San Pedro Apóstol, Tzurumútaro, municipio de Pátzcuaro (2017-2024)
  • Capilla de San Sebastián Mártir, Huáncito, municipio de Chilchota, 2017-2024)
  • Templo de San Miguel Arcángel, Taimeo, municipio de Zinapécuaro (2017-2018)
  • Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, Tlalpujahua, municipio de Tlalpujahua (2010-2024)
  • Templo del Señor de Araró, Araró, municipio de Zinapécuaro (2013 a la fecha)
  • Templo de Santiago Apóstol de Nurío, Nurío, municipio de Paracho (2021 a la fecha

Construir una vinculación estrecha, respetuosa y honesta con los sujetos sociales que gestionan, preservan y custodian ese patrimonio nos obliga a comprender su significado más profundo para su conservación y por lo mismo a comprender las causas de su condición presente y aspiración futura. Estas experiencias han traido consigo la implementación de estrategias comunitarias para la realización de un trabajo académica, técnica y socialmente pertinentes que permitan el desarrollo de nuestras tareas institucionales, sin menoscabo del conocimiento que la propia gente tiene sobre su patrimonio y de la importancia de éste para la sociedad en general. De esta manera podremos contribuir al cumplimiento de la función social de nuestra institución.

Entre las estrategias generadas, sobre todo tratándose de bienes culturales relevantes para la vida social local que requieren la participación de distintas áreas de especialidad, destacamos: 

  • La interlocución clara con la población local. Es indispensable la búsqueda y acuerdos de compromisos mutuos que posibiliten la participación de miembros de la sociedad local y los ámbitos institucionales que correspondan.
  • La gestión y desarrollo de los proyectos debe involucrar a la sociedad local lo que promueve relaciones de mutuo aprendizaje para que la comunidad obtenga no solo mejoras materiales resultado de la intervención técnica, sino que ésta represente un aprendizaje significativo en la vida de la comunidad y, por parte del personal del INAH, generar experiencias para una cabal comprensión de lo que requiere una intervención con pertinencia cultural.
  • El necesario conocimiento de la legislación vigente y su aplicación y el correcto desempeño de los especialistas del INAH, para que no prevalezca ningún otro interés que no sea la protección y conservación del patrimonio cultural
  • Promover la concientización de la sociedad sobre la importancia del valor arquitectónico, histórico,  social del patrimonio cultural
  • Programar y organizar salidas conjuntas a campo para optimizar recursos y para propiciar una interlocución que favorezca una atención integral al patrimonio
  • Propiciar espacios de interlocución para el intercambio de experiencias que han requerido de acciones de gestión y organización en coordinación con instituciones estatales y federales y, particularmente con el Centro INAH Michoacán (Encuentros de Defensores del Patrimonio Cultural) 

Retos y dificultades

  • La generación de procesos de planificación del trabajo  es uno de los principales retos para lograr una mayor participación de distintas áreas de especialidad del Centro INAH Michoacán y una atención más eficiente al patrimonio cultural y a la sociedad
  • Existe una insuficiente asignación de recursos para el Programa de Atención Técnica y Legal del Patrimonio, que se hace aún más crítica por la disponibilidad de vehículos y los procedimientos administrativos. La programación y ejercicio debe partir del hechode se trata de función permanente e ineludible.

Con la colaboración de Marco Antonio Rodríguez y Pedro Garnica (Dirección del Centro INAH Michoacán); Dalia Maisner (Sección de Conservación y Restauración); Roberto Hernández y Edith Mendoza (Sección de Monumentos Históricos); Ramiro Aguayo y Aída Castilleja (Sección de Investigación)

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