PATRIMONIO CULTURAL Y COMUNIDADES. UN ENFOQUE PARTICIPATIVO PARA SU CONSERVACIÓN INTEGRAL

 

Arq. Humberto Moreno Téllez 

Centro INAH Sinaloa

“… y éste era el propósito del experimento: lanzar  

emisarios en el tiempo con el fin de pedir ayuda al  

pasado y al futuro para el rescate del presente.”  

La Jetée (Chris Marker, 1964)

 

 

INTRODUCCIÓN 

La gestión actual del patrimonio cultural (PC) reconoce la importancia de las comunidades y actores sociales en los procesos de reconocimiento, gestión y valoración de su PC, expresiones que trasciende lo material o estético y abarcan las tradiciones y prácticas que les otorgan significado a cada sitio. En el siguiente texto relataré la experiencia con la aplicación de una metodología participativa, aplicada a cuatro sitios en Sinaloa, como parte de un ensayo experimental dentro de la región de estudio, que resultó en un prediagnóstico de los sitios con significación cultural, donde la comunidad participante identificó atributos, valores, riesgos y acciones desde la comunidad para su conservación. En tal sentido se busca aportar mediante las reflexiones emanadas con esta experiencia al futuro del INAH. 

Como conservadores al trabajar con la materialidad de los bienes culturales inmuebles, emprendemos de manera metafórica un viaje en el tiempo, recurrimos constantemente a las fuentes del pasado, para conservar y restaurar desde el presente, con el objetivo de mantener vigentes estos testimonios (tangibles e intangibles) y que puedan ser transmitidos hacia las futuras generaciones de la manera más integra. 

FACTOR SOCIAL EN LA CONSERVACIÓN

El concepto de PC es una construcción social; donde los objetos materiales tienen un reconocimiento desde los sujetos, quienes les asignan múltiples significados y valores, que no se limita a entender el bien patrimonial como unas representaciones materiales de un suceso histórico o por su estética, en la actualidad también son un recurso cultural vinculado con el desarrollo económico y social de los sitios. Cabe resaltar que un llamado temprano para comprender el vínculo de las comunidades con su patrimonio cultural se expresa en La Carta de México en la Defensa del Patrimonio Cultural (1976), en la que se reconoce la pluralidad de las comunidades que definen el patrimonio cultural de las naciones, además de una “(…) necesidad y la urgencia de aplicar una política social y cultural que tienda a reconocer y salvaguardar dicho patrimonio en todos sus aspectos”, dicho texto reconoce que el valor del PC es otorgado por las comunidades “(…) mediante una investigación continua que comprometa la participación de la propia población loca (…)” concluyendo en la necesidad de que los resultados siempre sean devueltos a las comunidades “(…) como un instrumento de defensa de la autenticidad y protección de su patrimonio”

Bajo esta perspectiva a decir de Caraballo (2008) una conservación y restauración efectiva del PC, debe “(…) auspiciar procesos que generen dinámicas económicas sostenibles, (…) [así como] el empoderamiento colectivo de los espacios y de los bienes culturales [siendo parte relevante] los habitantes del sitio” (pág. 42). Otro texto de relevancia es la Convención para la Salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial donde define que el PC está integrado por “(…) los usos, representaciones, conocimiento y técnicas (…) que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos (asumen) como parte de su patrimonio cultural” (UNESCO, 2003: Artículo 2). PC que se transmite y recrea constantemente, lo que hace indispensable una participación activa de las comunidades y actores sociales en su identificación, valoración, protección, conservación, restauración y difusión del PC. En este contexto, las acciones sustantivas del Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH) deben integrar mediante metodologías participativas a las comunidades en la protección, conservación y restauración del PC, pues la noción actual del PC no es estática, sino una construcción social cambiante influida por dinámicas culturales, económicas y sociales (Peñalba, 2005; Caraballo, 2008). Enfoque que nos permite comprender la multiculturalidad del PC desde una perspectiva regional, estatal y municipal.  

El marco normativo mexicano aplicable a la protección, conservación y restauración del PC, promueve la participación ciudadana en actividades de protección y acceso al PC, a partir de la organización de “asociaciones civiles, juntas vecinales o uniones de campesinos” (Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, 1972; Art. 1°, fracción 1 y 2) enfocado más a la creación de museos regionales o comunitarios. Más recientemente, con la publicación del Reglamento de la Ley Orgánica del INAH (2021), esta participación e inclusión de las comunidades se amplió, permitiendo con ello “Impulsar el desarrollo e implementación de metodologías participativas (...)” (Art 26, fracción XIV, XVII) que valoren los saberes locales y promuevan la colaboración entre comunidades, autoridades y sociedad civil (Articulo 36, fracción IV), lo cual permite generar procesos dinámicos y participativos que deriven en acuerdos y compromisos sobre problemáticas sociales comunes vinculadas con los sitios patrimoniales. 

PROBLEMÁTICA

Si entendemos al PC como una construcción social, donde convergen múltiples valores, necesidades, expectativas y problemáticas surgen las siguientes interrogantes fundamentales: ¿Cómo valorar los conocimientos, tecnologías y saberes que las comunidades asocian con su PC? ¿Quién determina los atributos y valores comunitarios prioritarios? y ¿De qué manera se involucra a las comunidades en la conservación y restauración de su patrimonio cultural inmaterial (PCI)? 

PERSPECTIVA

Desde la experiencia adquirida en la Maestría en Conservación y Restauración de Bienes Culturales Inmuebles de la ENCRyM (2018- 2019), empleamos metodologías participativas cuyo uso resultan de estudios que la UNESCO realizó en Latinoamérica desde los años noventa (Castro et al., 2021). Se trata de instrumentos de gestión que facilitan un análisis integral del PC, un acercamiento con la comunidad, percepción de la comunidad que convive con el bien patrimonial, además de propiciar indicadores de gestión y seguimiento puntual de acciones de conservación de un sitio con significado patrimonial (Caraballo, 2018). 

La metodología se define a partir de cuatro etapas fundamentales: 1) Identificación de actores sociales relacionados con el objeto de estudio (zona de monumentos históricos, monumentos históricos inmueble o mueble, entre otros); 2) Problematización del objeto de estudio; 3) Aplicación de métodos cuantitativos, como encuestas y talleres; 4) Análisis de resultados y prediagnóstico para la planificación de acciones.

APROXIMACIÓN EXPERIMENTAL 

Entre mayo y abril de 2023, en colaboración con la Subsecretaria de Planeación, Inversión y Desarrollo Turístico (SPIDT) y el Centro INAH Sinaloa (CIS) se diseñó una propuesta experimental de taller denominado: “Mapeando el patrimonio cultural de mi pueblo mágico” aplicada a sitios con significación cultural. Aunque la solicitud inicial de la SPIDT se centraba en actualizar los inventarios de recursos de cada sitio Pueblo Mágico (PM), el desarrollo de los talleres generó un fortalecimiento de la identidad y relación con sus atributos locales. Además, los resultados del taller permitieron generar un prediagnóstico que, de haber los espacios para su continuidad, podrán resultar en programas o proyectos específicos de conservación a partir de las problemáticas detectadas en las comunidades. 

Los resultados incluyeron la creación de un mapa patrimonial, donde las comunidades identificaron expresiones materiales, inmateriales y naturales, con sus riesgos, posible soluciones y compromiso local para su conservación. 

PROPUESTAS Y RETOS 

Como propuesta para el desarrollo integral de las labores sustantivas se propone: 

  • Impulsar espacios para el desarrollo de metodologías participativas, que permitan involucrar a las comunidades, su participación y la toma de decisiones sobre su PC, sobre todo en zonas monumentales y comunidades con distintivos turísticos que buscan potencializar al PC como recurso cultural, mismo que no debe desvinculares ni desatender las necesidades y problemáticas locales.
  • Reconocer que el aspecto social de los bienes culturales inmuebles o muebles que se intervienen, se de a partir de la inclusión de las comunidades, donde se propicien soluciones acordes al contexto particular donde se desarrollan. 
  • La legislación y política actual se vincula con la visión teórica y las nuevas concepciones en la valoración de los monumentos históricos (muebles o inmuebles) y no debe limitarse a la toma de decisión de expertos o instituciones. Por consiguiente, la participación social debe ser algo más que un requisito legal, son las comunidades quienes reconocen los atributos y valores de su patrimonio cultural, además de ser estas quienes lo mantienen vivo a través de las generaciones.
  • Orientar la conservación del PC a los intereses de la población, junto con el conocimiento de los especialistas. Un hallazgo importante en la implementación de estos talleres es la preocupación por el desinterés de las nuevas generaciones hacia las tradiciones, mientras que los jóvenes expresan sentirse excluidos de estas prácticas. Por tanto, el reto es propiciar espacios para desarrollar proyectos que aseguren la conservación integral del PC y fortalezcan la relación intergeneracional.

REFERENCIAS

Caraballo, C. (2008). El patrimonio cultural y los nuevos criterios de intervención. La participación de los actores sociales. Redalyc, III (1), 41-49. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/948/94811212006.pdf 

Caraballo, C. (2012). El patrimonio cultural y la gestión participativa: ejercicio incompleto de los derechos de la ciudadanía. Revista de derechos humanos - dfensor, X (6), 19-23. Recuperado de http://www.corteidh.or.cr/tablas/r28957.pdf

Castro Lozano, A. M., Silva Arteaga, C.D., Moreno Téllez, H., Jiménez Sánchez, N., Soriano Orozco, S. y Caraballo Perichi, C. (2021). Instrumentos Metodológicos de participación ciudadana. El caso de Carrillo Puerto, Veracruz, México. En Estudios sobre conservación, restauración y museología. Volumen VII: Enfoques comunitarios, participación ciudadana y vinculación social en la conservación patrimonial ISBN del volumen: 978-607-539-587-6. Recuperado de: https://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/libro%3A848

ICOMOS (1976). Carta de México en defensa del patrimonio cultural. México: ICOMOS. Recuperado de https://ipce.culturaydeporte.gob.es/dam/jcr:ac2be1f7-0204-4153-a77a-19d4e580bac9/1976-carta-mexico.pdf 

Peñalba, J. L. (2005). Evolución del concepto y de la significación social del patrimonio cultural. Arte, individuo y sociedad, 17, 177-206. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/5135/513551273009.pdf

UNESCO (2003). Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. París: UNESCO. Recuperado de: https://ich.unesco.org/es/convenci%C3%B3n

LEYES

Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (6 de mayo de 1972). Recuperado de https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/131_160218.pdf

Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (3 de febrero de 1939). Recuperado de: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/170_171215.pdf

Reglamento de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos (8 de diciembre de 1975). Recuperado de: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/regley/Reg_LFMZAAH_031220.pdf

Reglamento de la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (24 de mayo de 2021). Recuperado de: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/regley/Reg_LOINAH_240521.pdf

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