ORDENAMIENTO DE LAS COLECCIONES DEL MUSEO DE LA HUASTECA, TAMPICO, TAMAULIPAS
Tonantzin Silva Cárdenas, Esteban Ávalos Beltrán
Centro INAH Tamaulipas
En el marco de este foro, el cual se orienta hacia una discusión constructiva que aporte al fortalecimiento de nuestra institución, señalando las problemáticas y sus posibles soluciones, nos pareció significativo y oportuno exponer los recientes trabajos de ordenamiento de colecciones del Museo de la Huasteca, ya que, proporciona un buen punto de partida que permite abordar situaciones esenciales por las que, consideramos, atraviesa nuestra institución y particularmente el Centro INAH Tamaulipas y los centros de trabajos que de él dependen, como es el caso del Museo de la Huasteca.
Hemos de comenzar con los antecedentes, en 1960 se emprende la tarea de la creación del museo por parte del INAH. Se cuentan entre los entusiastas que le dan vida a esta idea a figuras como: Román Piña Chan, Eusebio Dávalos Hurtado, José Aguilar, Antonio Hernández y Jesús Guzmán. La colección, entonces, se conformó con piezas de coleccionistas de la región, y contó con el apoyo del entonces gobernador de Tamaulipas, Norberto Treviño. La sede fue el Instituto Tecnológico de Madero, en el que se adaptaron algunas aulas para tal fin.
En el año 2003 el museo cambia de residencia, ahora lo esperaba un espacio diseñado exprofeso y un guion elaborado que, principalmente, tomó como base la colección del antiguo museo. Para sorpresa de todas y todos, el Tecnológico de Ciudad Madero, se negó rotundamente a que las piezas fueran trasladadas y que formarán parte del “nuevo” museo. Ante tal hecho, las personas involucradas, sobre todo el personal del Centro INAH Tamaulipas, el del Museo de la Cultura Huasteca y el de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones se dieron a la apremiante tarea de buscar las piezas que pudieran ser similares a las del “antiguo museo” y ejemplificar el guion; entonces piezas provenientes de otros Centros INAH, de la bodega de decomisos, y de colecciones particulares formaron la exposición que hoy se muestra en las salas del museo.
Luego de un tiempo, el Tecnológico de Ciudad Madero, permitió que solo una parte de la colección original del museo fuera trasladada, la mayoría vasijas y figurillas, sin embargo, la mayor parte de las esculturas permanecieron en el Tecnológico. Se desconoce el porqué la colección no se llevó al Museo de la Cultura Huasteca, sino que, se trasladó a las bodegas del Centro INAH Tamaulipas. En el año 2018, tras una gran muestra de empeño en la gestión de las autoridades del Centro INAH Tamaulipas, por fin se pudieron recuperar las grandes esculturas que entonces permanecían en un estado de conservación deplorable. Es también en el año 2018 que, el Museo de la Cultura Huasteca, cambia de nombre a Museo de la Huasteca, pues tras una serie de reuniones encaminadas a reflexionar sobre el objetivo de la creación y la temática del museo se llegó a la conclusión de que lo que se buscaba era mostrar la variabilidad de grupos que, desde hace miles de años, habitan en la región huasteca.
Con lo anterior expuesto, es posible dar una idea general del proceso que desencadenó que en la actualidad existan por lo menos dos tipos de colecciones: la del antiguo museo y la del nuevo. Sin embargo, la cantidad de piezas depositadas en el museo no terminó aquí, sino que se fue incrementando ante el arribo de materiales de donación e incluso de los provenientes de proyectos arqueológicos, los cuales, parecieran que fueron recibidos sin un control por parte del personal encargado del manejo de las colecciones.
Y en este punto es preciso señalar que, el Museo no cuenta con una dirección particular, sino que depende de la dirección del INAH Tamaulipas para su operatividad, administración, gestión, difusión, entre otros; pero si se ha previsto la contratación de personal, generalmente arqueóloga o arqueólogo, para el manejo y control de las colecciones.
De vuelta a las piezas y colecciones, la falta de control se evidenció no sólo en la falta de documentos que rindieran cuenta de la entrada del material, sino en la disposición espacial y en la calidad del embalaje, pues prácticamente se depositaban en el lugar que cupieran.
La situación de descontrol se tradujo en desconocimiento acerca del estado real de los materiales en resguardo, un gran pendiente no sólo para el Centro INAH Tamaulipas, sino también para la CNMYE que, en diferentes momentos acudió al museo para la actualización y el levantamiento de inventarios -agradecimiento al equipo de Martha Quintanar por su compromiso y trabajo-; pesé a este gran esfuerzo de regularización de inventarios, continuábamos sin conocer la situación real de todas estas piezas, su origen, si faltaba registro o inventario, si formaban parte de la colección que tuvo que armarse para sustituir a la original, entre otras cuestiones.
Por ello, a través también de la gestión institucional y con el respaldo de la Secretaría técnica, en el año 2023 iniciamos un proceso de ordenamiento y revisión de las colecciones, comenzando con la que se encontraba en el centro INAH Tamaulipas. En el año 2024, continuamos hemos continuado con el mismo trabajo concluyendo la revisión y el ordenamiento de las piezas en el Museo de la Huasteca, y no sólo de las piezas, sino de los espacios en los cuales se encuentran las oficinas, las colecciones, materiales museográficos, entre otros.
Sabemos que queda mucho por hacer, como afinar la base de datos, actualizar los inventarios y registros y por su puesto el cambio de todos los embalajes que permitan mantener en óptimas condiciones las colecciones. Pero ya se conoce con detalle que contiene cada caja, es decir, que es lo que estamos resguardando. Nuestro agradecimiento a los arqueólogos que nos acompañaron unos días para hacer posible este diagnóstico y ordenamiento.
Al principio, señalamos que este trabajo nos permite, abordar tres puntos de la actual situación del INAH Tamaulipas y los centros que de él dependen. Nos lo permite porque es un buen ejemplo, un buen caso de estudio, en donde se conjugan elementos que están presentes en las situaciones actuales y que podrían significar el éxito o fracaso en el cumplimiento de objetivos institucionales:
- No existe personal suficiente. En parte es cierto, como se ha explicado el Museo de la Huasteca no tiene particularmente un director. Sin embargo, el museo acaba de cumplir 21 años, mismos en los que siempre se había contratado personal dedicado específicamente a las colecciones, generalmente una o un arqueólogo. Pero, durante todo este tiempo lejos de ordenarse las colecciones, fueron recibidas más, la mayor parte de ellas sin control aparente. Entonces sí, el cumplimiento de objetivos dependiera de la existencia del personal ¿Cuál fue el motivo que llevó al personal, contratado específicamente para esta tarea, responsable de colecciones a no llevar un orden?
- No existen recursos suficientes. También es cierto, el recurso nunca será suficiente y más si está de entrada mal planteado, y todavía más si nos empeñamos en no aceptar que, nos encontramos en un periodo posterior a una emergencia sanitaria de orden mundial que, evidentemente golpeo la economía también ha nivel mundial y que requirió varios ajustes que nos permitieran permanecer, con estrategias como el enfoque en las actividades imprescindibles, impostergables; sin embargo, por que antes con un presupuesto anual asignado, con fondos revolventes disponibles, este trabajo no se hizo?
Con disposición de recursos humanos y financieros ¿Es posible que lo que faltara fuera la planeación? ¿La programación? ¿Por qué no, la dirección? O también hizo falta la voluntad de comprometerse, de trabajar.
Ya para concluir, este proyecto de ordenamiento de las colecciones del Museo de la Huasteca, ha sido un ejemplo del trabajo que se realiza en el Centro INAH Tamaulipas, pero hay más; el proyecto de investigación de la zona arqueológica Balcón de Montezuma, no ha parado. Los trabajos de rescates y salvamentos tampoco, la atención de trámites, las autorizaciones de obras, las inspecciones y supervisiones han continuado; existe una preocupación real sobre temas de importancia, la atención a la infraestructura de las oficinas administrativas, el museo y las zonas, es uno de ellos; la falta de fondo revolvente, es otro. Pero, a diferencia de otros tiempos, existe una fuerte voluntad, compromiso y profesionalismo de todo el personal en el Centro INAH Tamaulipas.