Los retos del área de investigación lingüística para la vinculación comunitaria
Representantes del Foro de Lingüística del INAH
Presentan: Mtra. Amanda Alejandra Delgado Galván (DL) y Mtro. Maurice Pico (INAH-Puebla)
Patrimonio lingüístico en riesgo y desatendido por el estado.
En México hay 11 familias lingüísticas y 68 agrupaciones etnolingüísticas que comprenden al menos 364 variantes lingüísticas, constituyendo más de un centenar de lenguas claramente diferenciadas. En el último siglo estas variantes lingüísticas, o en su caso lenguas, han experimentado una pérdida acelerada en el número de hablantes y una atrofia de su transmisión intergeneracional debido a las relaciones socioeconómicas asimétricas, y por políticas asimilacionistas promovidas por el estado.
La responsabilidad del INAH y la necesaria alianza con las comunidades.
Esto enfrenta al Instituto y a su responsabilidad frente a la preservación y protección del patrimonio lingüístico inmaterial con una emergencia de magnitud no siempre reconocida y cuya atención requiere una intervención de urgencia y amplitud, también, muy pocas veces reconocidas. Para ello el INAH dispone de menos de 50 miembros activos en el área de investigación lingüística y cuya acción se ve severamente menoscabada por trabas administrativas y presupuestales totalmente inadecuadas.
Frente a la magnitud del patrimonio lingüístico a atender y dada la escasez de personal especializado, la participación de las comunidades en la protección del patrimonio cultural intangible es indispensable. A su vez, la única posibilidad real de lograr y mantener esta alianza es mediante la presencia suficiente y reiterada en campo del personal de lingüística del INAH. A su vez, una buena vinculación comunitaria depende directamente, primero, de las facilidades para salir de comisión a trabajo de campo de manera oportuna para mantener una presencia constante y suficiente del investigador en las comunidades, y segundo, de una apropiación de los proyectos por parte de las comunidades, lo cual requiere la formación de cuadros locales y recurso para compensar parcialmente a los colaboradores locales por su tiempo y esfuerzo en estas colaboraciones con el INAH.
El trabajo de campo en la investigación lingüística
El desarrollo de la investigación lingüística relacionada con las lenguas originarias y su preservación está basado fundamentalmente en el registro amplio y representativo, catalogación, anotación, descripción y análisis de eventos comunicativos en lengua originaria recopilados in situ a través de trabajo conjunto con hablantes que integran comunidades indígenas. Los datos así constituidos no solamente forman el fundamento empírico de estudios científicos -indispensables para programas sociales de lingüística aplicada (en particular a la educación)- sino que también constituyen un registro para la posteridad de un patrimonio lingüístico y cognitivo que se desvanece con rapidez y que será la única manera que tendrán las futuras generaciones de las comunidades para acceder a su lengua de herencia, y en el presente constituye también un recurso invaluable para la enseñanza de la lengua. En consecuencia, los principales retos en este rubro son la logística del trabajo de campo y los mecanismos de pago a colaboradores de las comunidades como compensación por su tiempo y esfuerzo.
Trabas institucionales que imposibilitan el registro y la protección del patrimonio lingüístico al asfixiar el trabajo de campo y sabotear los vínculos comunitarios.
- La limitación de trabajo de campo a 7 días máximo, no toma en cuenta:
- El tiempo de traslado de la CDMX a otros estados. Los lingüistas del INAH trabajan con lenguas cuya ubicación se encuentra en diversas localidades de la República Mexicana y muchas veces por reducción de recursos e imposibilidad de utilizar vehículos propios o institucionales se trasladan en autobús lo que implica un tiempo de hasta de 10 horas o más.
- El tiempo de traslado de comunidad a comunidad. Por metodología científica, un lingüista debe trabajar con varios colaboradores y entrevistados de lengua indígena dispersos en varias comunidades aledañas a las que debe trasladarse y para las que a menudo no existe infraestructura de transporte ágil, consumiendo tiempo en traslados.
- El tiempo que se requiere para contactar a los colaboradores. Una vez instalado en la comunidad, el lingüista debe contactar a los colaboradores para que dependiendo de sus actividades y de la disponibilidad de tiempo puedan acordar la forma y momento para realizar el trabajo conjunto. Estas oportunidades no pueden compactarse en solo un par de días.
- El tiempo de trabajo efectivo con los colaboradores. Por la naturaleza del método de obtención de datos lingüísticos muchas veces no es posible trabajar con varios colaboradores al día debido a:
- La distancia entre las casas o rancherías a las que hay que trasladarse
- La extensión de los materiales que se elaboran para elicitar datos de lengua
- Las sesiones de trabajo demandan a los colaboradores un esfuerzo que muchas veces requiere considerar tiempos de descanso dentro de ellas.
- El investigador no solo hace labor de registro de datos, sino análisis in situ y, además provee formación, por lo que necesita tiempo extra para estas actividades.
- En ocasiones las autoridades municipales, que son quienes expiden los documentos probatorios del trabajo de campo y sugieren quién puede colaborar con el investigador, no se encuentran disponibles y es necesario esperar para establecer el contacto, acortando el tiempo destinado a la investigación en sí.
- La incongruencia e inutilidad de los oficios de salvedad.
Como vimos en los 2 puntos anteriores, la capacidad del investigador de controlar el tiempo destinado para los trabajos a realizar en cada estancia de campo se ve anulada por diversas condicionantes e imprevistos. En particular, la difícil coordinación del trabajo con los hablantes/colaboradores en función de sus tiempos y en jornadas de diversa duración. De ahí que los famosos “oficios de salvedad” no sirvan para nada puesto que estos deben programarse con semanas o meses de anticipación, violentando así los tiempos de las comunidades y violentando la naturaleza misma de nuestra profesión que -por naturaleza de su trabajo- debe ejercer por tiempos prolongados en comunidades rurales, tanto para atender el objeto de su estudio como para tejer redes de confianza y apoyo mutuo con las comunidades.
- La reducción de viáticos al 50% (de $870.00 a $435.00 pesos) en localidades sin servicios financieros no toma en cuenta:
- El hecho de que un lingüista realice trabajo de campo al interior de una comunidad sin infraestructura de servicios, no implica que no deba pagar por hospedaje y alimentación. Normalmente se realizan estos pagos directamente a los propietarios de las casas dentro de la comunidad donde te ofrecen hospedarte.
- Si la tarifa de $870.00 es de por sí insuficiente para cubrir el pago total de viáticos en una ciudad, reducir la cuota a la mitad no permite solventarlos ni siquiera en una localidad sin servicios, ya que en ocasiones el costo de los productos con los que se elaboran los alimentos son más elevados que en las ciudades.
- El traslado a las comunidades con frecuencia significa gastos extras y no menos gastos. Debido a su inaccesibilidad muchas veces es necesario hacer más de un transbordo en transportes que no emiten comprobación fiscal y cuyo pago es necesario costear con los viáticos que se pretende reducir. Aunado a esto, en ocasiones no se encuentra hospedaje en la localidad de trabajo y es necesario pagar hospedaje en otra localidad y traslados diarios a dichas comunidades, con lo cual aumentan los gastos.
- En las comunidades en las que trabajamos es necesario comprar insumos y acordar con alguien que pueda proveer comida y prepararla, servicios que suelen ser más caros que en comunidades con mayor infraestructura debido a las dificultades para abastecerse de alimentos y otros productos. En comunidades con fuerte presencia del crimen organizado, el pago de derecho de piso que pagan los abarroteros aumenta el precio de los productos.
- La exigencia de comprobante fiscal para pago de colaboradores no toma en cuenta:
- Los colaboradores se dedican a diversas actividades para las cuales no requieren de registro fiscal y en muchas ocasiones residen en zonas sin servicios fiscales. Normalmente pertenecen a una población marginada que no cuenta con comprobantes fiscales, ni siquiera con RFC para comprobar el mínimo apoyo que se les otorga como colaboradores.
- Debido a que los colaboradores dedican tiempo al trabajo con el investigador para brindar datos sobre su lengua materna y al hacerlo muchas veces dejan de laborar o de realizar otra actividad remunerada, se hace necesario brindarles un pago compensatorio por el tiempo dedicado. De lo contrario, simplemente no podrán sacrificar otras actividades en favor de la atención al patrimonio.
- Algunos investigadores trabajan con migrantes hablantes de lenguas indígenas radicados en la Ciudad de México y que se dedican a labores que no necesariamente requieren estar registrados en el RFC (por ejemplo, trabajadoras domésticas, cargadores, comerciantes informales, etc.).
- En lingüística, en su gran mayoría los colaboradores no se limitan a dar datos sino que son parte misma del equipo de investigación. Por lo tanto esta actividad es indispensable para el desarrollo de la investigación lingüística y el consecuente cumplimiento de metas de actividades sustantivas. En consecuencia, desde ejercicios anteriores y hasta el ejercicio 2021, se permitió comprobar el recurso de pago a colaborador mediante un recibo simple con datos de proyecto, lengua trabajada, nombre del beneficiario y respaldado con una copia de una identificación oficial, modalidad que solicitamos se siga permitiendo. En un principio, se ha pagado a través de la partida 37201 “Pasajes terrestres nacionales para labores de campo y supervisión” y, a partir de 2017, a través de la partida 33901-0.
Conclusión.
Es una prioridad crear estrategias y figuras viables para el pago de colaboradores (hablantes de las lenguas indígenas) de acuerdo con la realidad de las comunidades y personas con quienes se trabaja, las cuales no tienen posibilidades de contar con comprobantes fiscales y cuyo tiempo y esfuerzo (dadas las posibilidades de empleo actuales y la naturaleza extenuante del trabajo lingüístico) no se ve compensado adecuadamente por los tabuladores gubernamentales. De manera similar, la movilidad y la flexibilidad del personal de investigación en campo debe acrecentarse drásticamente para abarcar el patrimonio lingüístico en necesidad urgente de atención y posibilitar el surgimiento y mantenimiento de vínculos comunitarios. A la fecha no ha habido ninguna mejoría significativa a este respecto lo cual lesiona gravemente nuestra capacidad para atender las necesidades de atención a las comunidades en el cuidado de su patrimonio lingüístico, contraviniendo no solamente las obligaciones del INAH sino también los compromisos que el estado mexicano adquirió en 2019 al firmar el acuerdo de los Pinos en el marco del Decenio de las lenguas indígenas impulsado por la UNESCO.