LOS CENTROS INAH: DESARROLLO Y PERSPECTIVAS
CRECIMIENTO INSTITUCIONAL DEL INAH
Víctor Hugo Valencia Valera
A 85 años de que se creara el INAH como la institución encargada de los cuidados y salvaguarda del patrimonio arqueológico e histórico de nuestro país y que paulatinamente se fuera conformando como la más importante institución del sector cultural, integrando sus cuatro grandes funciones y compromisos de su quehacer institucional a través de la investigación, la conservación, la difusión y la docencia en torno al patrimonio cultural de México, hoy nuestra institución a 85 años de distancia es uno de los pilares de cultura que comparte con el actual Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL).
El crecimiento de la institución ha sido gradual y conforme al propio desarrollo del país, generando sus procesos de descentralización desde los años sesenta, con la creación de sus primeros centros regionales en diversas áreas del país, vistos como regiones culturales en la conformación de los centros regionales del occidente de México (Jalisco, Colima, Nayarit) y Centro Regional del Sureste (Yucatán, Campeche, Quintana Roo) y el Centro INAH Morelos-Guerrero, entre las primeras representaciones del INAH en el interior del país y que paulatinamente y en diferentes momentos se fueron creando representaciones en cada uno de los estados, bajo el concepto de centros regionales y posteriormente como hasta la fecha, las representaciones del INAH en los estados se les define como “Centros INAH” y en donde su ámbito de funciones se circunscribe al estado donde se ubiquen, siendo hoy el INAH la institución del Gobierno Federal que cuenta con representaciones formales en todos los estados del país.
Es así que, aunque siempre existirán necesidades de infraestructura y de recursos humanos en cada Centro INAH de todo el país, en ellos se realiza el enorme trabajo para la protección de los inmuebles y muebles históricos, la integración de apertura y/o cuidado de museos a cargo, con un caudal de actividades de difusión y divulgación que hacen del INAH una de las instituciones más importantes con actividades en torno al patrimonio cultural en cada estado de la república.
La centralización en los orígenes del INAH podemos reafirmar se dio por situaciones obligadas de un crecimiento paulatino y sin embargo, la cantidad de demandas de trabajo y atención técnica, social y legal que se generaba en el interior de la república, fue obligando a la institución a establecer desde pequeñas oficinas en diferentes capitales y ciudades del interior del país, hasta la descentralización ya oficial y con sustento legal a la creación gradual de los Centros INAH, a la par que se creaba una estructura operativa para la “Coordinación Nacional de Centros Regionales” para apoyar e ir planeando el crecimiento operativo de estas representaciones en cada estado del país; siendo en la administración del Antrop. Guillermo Bonfil Batalla cuando consideramos se formaliza el proceso de descentralización con la creación de los primeros centros regionales y además se instituye la creación de una Coordinación Nacional de Centros Regionales para dar sustento y seguimiento a este proceso de descentralización en el interior del país.
La relación de “Centro-Periferia” entre las oficinas centrales de la institución y las representaciones del INAH en los estados, se fue dando sobre la base del trabajo que generó la Ley Orgánica de creación del Instituto y su propio desarrollo de actividades que de inicio fue la protección de los monumentos históricos y los diversos proyectos de investigación, particularmente arqueológicos que se realizaban en el interior del país y que fueron obligando a la Institución a crear en un inicio con representantes de la sociedad civil y posteriormente ya formalizando oficinas y representantes legales hasta llegar a tener un Centro INAH en cada estado con atribuciones legales desde el inicio de su creación y con las responsabilidades de aplicar las tres grandes funciones institucionales que son la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio cultural.
Es por este “crecimiento de responsabilidades” y de requerimientos de comunidades como del propio crecimiento y desarrollos urbanos de los centros de población del país y por la existencia de miles de sitios arqueológicos, de arquitectura existente desde el siglo XVI al siglo XIX y siglo XX, que se genera la presentación, discusión y emisión de la “Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos” publicada en el “Diario Oficial de la Federación” el 6 de mayo de 1972. Podemos anotar que la promulgación y publicación de esta “Ley de 1972” le da a la Institución obligaciones y derechos para la planeación de la protección de la riqueza arqueológica e histórica del país y le va obligando a la creación de áreas operativas para la aplicación de esta legislación que a la fecha, aunque ha tenido reformas y ampliaciones, sigue esta legislación vigente para la protección del patrimonio cultural.
Es así que el quehacer de los Centros INAH y conforme a sus estructuras operativas, hoy realizan un importante número de proyectos de investigación, una relevante atención para la protección técnica y legal de los vestigios arqueológicos, monumentos históricos, mueble e inmuebles que se ubican en todos los estados del país, así como la administración y cuidado de la gran red de museos y la creación de nuevos espacios museísticos acompañados de una rica actividad de difusión a través de la organización de exposiciones temporales con una diversa e imaginativa y variada actividad educativa que hace de los Centros INAH voceros y líderes de la actividad cultural en cada estado donde se ubican.
Los avances y resultados cuantitativos de estos años de crecimiento han dado una especial numeralia de información básica y primordial para realizar las tareas institucionales de protección técnica y legal del vasto patrimonio cultural que se puede vislumbrar en el registro y existencia de 55,700 zonas arqueológicas registradas y 63 zonas de monumentos históricos con Declaratoria Federal y con registro en el proyecto de catálogo de más de 100 mil monumentos históricos además de un importante número de colecciones arqueológicas en posesión privada ya debidamente registradas por la institución, y en donde la estructura funcional de los Centros INAH conforme a sus capacidades y recursos humanos, confirma que éstos (los Centros INAH) han contribuido a que las zonas arqueológicas registradas y la conformación de expedientes para declaratoria de zonas de monumentos, aunado al avance en catalogación de inmuebles históricos sean los elementos documentales técnicos y legales que permita hoy realizar una mejor protección y conservación del patrimonio cultural de todo el país.
Una actividad fundamental de los Centros INAH es la que se refiere al vínculo con la sociedad civil especialmente la que se organiza en torno al patrimonio cultural, ya sea bajo la figura de patronato, junta vecinal “sociedades de amigos”, cronistas, etc., y con los cuales en todos los Centros INAH se realizan verdaderas sinergias de comunicación con una diversidad de resultados, ya sea organizando eventos de manera conjunta o apoyándose para la realización de obras de restauración en el mejor espíritu de colaboración, sin dejar de señalar que las relaciones con la sociedad civil no son nunca iguales, dada las características de su conformación pero sin embargo, son y han sido un elemento fundamental en el quehacer del trabajo del INAH en todos los centros.
PERSPECTIVAS PARA UNA ESTRUCTURA TERRITORIAL.
Como ya lo hemos señalado anteriormente, al inicio del siglo XXI nuestra institución tiene representaciones legales y formales en cada una de las entidades federativas del país, a través de la conformación de sus Centros INAH y esto nos ubica y nos dice claramente que la institución con todo y sus diferencias de conformación e integración, tiene presencia y trabajo del quehacer institucional en el territorio nacional que bien lo podemos ejemplificar con ese elemento geográfico de nuestras fronteras que los Centros INAH están desde “el Río Suchiate, hasta el Río Bravo”, participando y conviviendo de manera directa con las comunidades, municipios, gobernaturas y organismos federales también descentralizados, realizando cada uno trabajos cotidianos en torno a las actividades propias de la institución, como impulsando acuerdos y convenios para trabajos conjunto con instancias como municipios y gobiernos estatales y con la sociedad civil organizada en patronatos, asociaciones u organismos religiosos y claro con las autoridades eclesiásticas de cada comunidad y párrocos que resguardan bienes e inmuebles históricos-religiosos.
La infraestructura existente en los Centros INAH efectivamente no es homogénea pues ha sido producto de muchas circunstancias en sus diferentes momentos de construcción o generación de la misma, dándose algunos casos con ocupación de oficinas de propiedad estatal o municipal, algunos regularizados y otros más irregulares, aunque a la fecha y a reserva de confirmarse, el 80% de los Centros INAH cuenta con instalaciones operativas de propiedad formal o con edificios debidamente regularizado su uso y ocupación; siendo una prioridad institucional un programa o plan para la adquisición o construcción de instalaciones propias adecuadas a la capacidad de ocupación actual y futuro de cada centro y/o en su caso, regularizar si son funcionales a mediano y largo plazo las instalaciones que se ocupen.
También la infraestructura de museos e instalaciones de servicios, así como la infraestructura de recorrido y de accesos de zonas arqueológicas, deberá ser revisada y con planes de corto y mediano plazo, ir consolidando por etapas la diversa infraestructura que se ha ido generando de manera gradual en cada uno de los centros que va desde los primeros que se crearon hasta los de más reciente creación, que efectivamente tienen plantillas básicas y/o un mínimo para su operación y como todos son apoyados por las áreas normativas de la institución que se ubica en oficinas centrales.
Así de manera muy general, me permito plantear que la estructura territorial del INAH vista a través de sus Centros INAH a sus 85 años de creación, está viva y operando para un futuro inmediato, y de larga longevidad y que lo que se debe proyectar con la conformación de planes y programas operativos de mediano y largo plazo, es la regularización consolidación e integración de proyectos del mejoramiento general de instalaciones, aunado a un fortalecimiento de sus plantillas de personal, sobre la base de revisar y evaluar fríamente la operatividad, resultados y procesos de trabajo de cada Centro INAH.