(L1) La divulgación… ¿en singular y en plural?
Muchas gracias por el espacio para externar las siguientes ideas…
(L2) “El INAH somos todos” es una frase que he escuchado recientemente y por ella me sumo a compartir algunas reflexiones. En ese entendido de que el INAH es nuestro. Nuestro, como pertenencia de una comunidad que trasciende al modo de contratación de los sujetos que la componen, y trasciende también a su ámbito de implicación: el INAH se debe no solo a la comunidad que lo conforma, sino a la sociedad que representa y su identidad. Bajo esta perspectiva pregunto ¿Es nuestra comunicación deficiente? y sumo dos palabras a la reflexión: el singular y el plural.
(L3) Veamos: en singular, donde el yo es el sujeto de acción, para lograr una mejor comunicación, valdría la pena preguntarse: ¿mi institución se tiene que adaptar a mi grado de interacción?, ¿cómo mi conocimiento contribuye al nivel de comunicación de mi institución? ¿busco la comunicación de mi institución bajo mi modo de comunicación, o trato de reflexionar cuáles son los modos de comunicación que mi institución tiene a su alcance y busco insertarme en ellos?.
(L4) La comunicación organizacional, afirman los teóricos de este campo, es bidireccional en su modo más sencillo y multidireccional en su forma integral. Por lo tanto, todas las partes habremos de tener la disposición para que esa necesaria comunicación sea efectiva. Y entonces me pregunto en voz alta. ¿Cuántos de nosotros abrimos la página web del INAH, el instrumento de comunicación básico que tiene nuestra institución para que estemos enterados, superficialmente, de su devenir? O con respecto a la frase tantas veces escuchada… Nunca veo mi correo electrónico institucional, no sirve. ¿Lo han utilizado recientemente? Sí, podría ser mejor, pero también, sí, es mejor que hace unos años. Y por si fuera poco es el mecanismo directo de comunicación que tiene nuestro INAH. Claro está que es perfectible, no solo en su ingeniería sino en cómo damos a conocer o comunicamos a través de él. Pues tampoco podemos derivar en una saturación de mensajes repetidos que llevan a una saturación de información,sin clasificación y que provocan un sentido inverso a la eficacia de la comunicación.
(L5) Hablemos ahora del plural… aquí obviamente el conjunto es protagonista de las acciones. Van otras preguntas en voz alta: ¿Somos capaces, de manera horizontal o colegiada, de detectar deficiencias, pero también de proponer soluciones? ¿Qué tanto estamos dispuestos a ceder la condición de comodidad individual, por el bien o alcance de logros de la comunidad en la que estoy inserto? ¿Cómo nuestras comunidades o equipos somos capaces de identificar acciones que retribuyan a los individuos, pero sobre todo a las colectividades de las que somos parte? Todos tenemos la oportunidad de sumar a un mejoramiento colectivo, con especial responsabilidad de aquellos que tenemos equipos de trabajo, en cualquier nivel. En este orden, también se desdibuja el modo de contratación, porque la fuerza de trabajo de nuestra institución. que suma más de 6 mil trabajadores es también la de sectores que no cuentan con prerrogativas: es decir, los trabajadores eventuales, que por si fuera poco conforman la línea más débil laboral ante un recorte presupuestal.
(L6) Siguiendo con los factores de comunicación y acción participativa, el conocimiento que cada uno, en singular y en plural tenemos, requiere capacitación para mejorar nuestras acciones; necesaria en una sociedad en continuas transformaciones y en una institución que, con 85 años de vida, no es vieja si logra actualizarse y renovarse. Son bienvenidos los cursos de lenguaje con perspectiva de género o sobre inclusión, tan necesarios en nuestra actualidad, pero también requerimos de opciones de capacitación derivadas de necesidades de nuestros quehaceres específicos. Algunos ejemplos: cursos sobre derechos de autor y usos de imagen, tecnologías aplicadas a la producción audiovisual, uso de software libre, comunicación institucional efectiva, etc. Pero, también capacitación sobre aquellas herramientas que se suponen de uso masivo por los trabajadores y que, en muchos casos no son utilizadas por una falta de conocimiento elemental de nuestras herramientas de trabajo.
Es imprescindible gestionar la renovación de acceso a herramientas de trabajo, para el desarrollo de tareas especializadas, como el tan necesario software; se requiere gestionar la autorización de adquisiciones, ya que muchos compañeros compran su propio equipo para el mejor desarrollo de sus tareas, y no podemos olvidar que ello redunda en logros institucionales. Y es también necesario que cada uno y en comunidad reflexionemos sobre las herramientas que realmente usamos y requerimos, porque también hay casos en que los usuarios no hacen uso efectivo de equipos solicitados.
(L7) Paradójicamente, también hay casos en que la institución ha proveído herramientas con una significativa mejora tecnológica, y no se operan porque no sabemos usarlas, y porque no buscamos saber cómo hacerlo… de todo hay: cosas y casos. La realidad es que el INAH no puede estar fuera de la renovación tecnológica pues margina, entre muchas otras cosas, la posibilidad de divulgación institucional.
(L8) En otro rubro, considero necesario incentivar una regulación de acervos audiovisuales. Otras preguntas: ¿cuántos terabytes de información digital produce cada trimestre nuestra institución? ¿Cuántos de ellos, de importancia institucional, se quedan perdidos en celulares, computadoras personales o en discos duros dañados, por falta de cuidado, simple descuido o incluso de negligencia, de no implementar acciones sistemáticas de catalogación, resguardo y respaldo? Hoy por hoy la memoria institucional está dejando su huella en archivos digitales, que no hemos sido capaces de ordenar y sistematizar, cada uno en singular pero tampoco en plural.
Es lastimoso que archivos Memoria del Mundo estén respaldados en DVDs de datos, porque su vida útil no sobrepasará un lustro y esto es una realidad en nuestro INAH.
Pero no hay que deslumbrarse con el hecho mismo de la digitalización, pues este universo tiene también puertas falsas. Ya dijera Alicia en el país de las maravillas ¿Cuánto es para siempre? A veces solo un segundo, responde el conejo. Porque no basta con digitalizar sino también resolver muchos acertijos vinculados: el resguardo digital, su accesibilidad, la tecnología inversa para cuando pase el tiempo y nuestros soportes digitales se vuelvan obsoletos. En fin, cierro este minicapítulo.
Comento ahora sobre una de las herramientas que hoy por hoy tenemos con mayor accesibilidad para divulgar los saberes del INAH: las transmisiones en vivo. (L9) Deviene su auge a partir de la pandemia de Covid-19, en la que corríamos el riesgo de una parálisis institucional y que, gracias al registro y realización sistemática de materiales videográficos y la producción de documentales, gracias a ese registro, pudimos ofrecer una programación diaria, con el récord de publicación, de videos en la historia de la producción televisiva del INAH, con casi 700 videos publicados durante 2020. Una vez que los trabajadores, en singular y en plural, caímos en cuenta de las herramientas de las que podíamos hacer uso, logramos, al siguiente año, 2021, el récord de transmisiones en vivo virtuales: 441. Habíamos aprendido entonces a usar el zoom, a chatear y a usar muchas otras herramientas a las que nos habíamos resistido.
Sin embargo, las visualizaciones de los videos, aunque alcanzan la fabulosa suma de más de 57 millones y medio de vistas, solo durante la administración 2019-2024, presentan una dinámica de declive, y es que hoy por hoy la oferta audiovisual de la sociedad es inmensa. La diversidad de contenidos se multiplica como espejos encontrados frente a frente. Nos asomamos a un universo metafóricamente infinito en el que, encontrar un espacio propio y que nos identifique, es un verdadero reto. Y regreso con otra frase de Lewis Carrol escrita a mediados del siglo XIX, "La imaginación es la única arma en la guerra contra la realidad."
Somos creativos, de eso no cabe duda, pero habremos de dejar de hablarnos a nosotros mismos, como acertadamente dice mi jefa, para encontrar nuevos caminos y formas del lenguaje. Mensajes claros que no exijan a nuestra audiencia el conocimiento previo de nuestras disciplinas, sino que seamos provocadores, incitadores, y detonadores de una curiosidad por nuestro pasado, nuestras raíces, nuestro devenir y también nuestro futuro con identidad.
(L10) Además de pensar en nuestros mensajes, el propio y el plural, hay que apropiarnos de la acción de difusión. Si bien es cierto que el INAH para difusión y promoción, no cuenta con el mismo presupuesto autorizado por la Secretaría de Hacienda como el de instituciones similares, aún nuestra misión y función social, es también cierto que existen muchos mecanismos de difusión y divulgación por los que podemos transitar con cierto éxito. Nos falta sumarnos, insisto, de lo individual a lo plural. Pongo un ejemplo: bzzz bzzz, me llega un mensaje por WhatssApp / Lo leo o corto la comunicación? ¿o contesto e interactúo?, o ¿me sumo a difundirlo yo también?; podríamos hacer una encuesta aquí, y seguramente la gran mayoría corta ese flujo de comunicación posible. Aquí un llamado a directivos y líderes de equipos, no hay que olvidar que somos todos quienes hacemos la comunicación, la difusión y la divulgación, para poder llegar a todos nosotros y sobre todo a la sociedad. Porque si no logramos llegar a nosotros mismos, menos lo lograremos hacia la sociedad a la que nos debemos. Hoy es incomprensible que haya compañeros que digan no saber nada del quehacer del INAH y una pena que haya personas que no saben qué es el INAH.
(L11) Y ya con esta me despido, con el siempre incómodo tema administrativo… considero que nos hemos entrampado en procesos más que en resultados. Hemos privilegiado lo cuantitativo que implica un tiempo abrumador por sobre nuestras acciones. Y con el respeto al trabajo de mis compañeros administrativos, hay una falta de comprensión acerca de nuestras tareas; sería conveniente un acompañamiento en algunos momentos de los procesos, para entender las dinámicas particulares que el desarrollo de nuestras tareas requiere. También hay que reconocer grandes logros, porque en 23 años de trabajo en esta institución, es hasta hace apenas 3 años que muchos de mis compañeros eventuales pudieron acceder a un servicio médico de seguridad social. También, regresan a sus labores en enero, con pago en enero y no como en otros años que podían pasar hasta 3 meses para que comenzara el pago de su salario. Hoy, los eventuales recibimos un salario puntual. Aunque nuestro modo de contratación es la más endeble ante un recorte, no importando el compromiso con la institución.
(L12) Finalizo en singular hacia la pluralidad que conformamos: Mi respeto y admiración hacia los investigadores apasionados por sus temas y que comparten su conocimiento publicando y divulgando; a los custodios del patrimonio que resguardan de pie sus conventos, museos y zonas; mi respeto y admiración a técnicos que ponen su ingenio y creatividad para resolver los retos de su día a día, ya sea en museografía, en paleontología o en subacuática, por mencionar algunos. Y por supuesto, mi respeto y admiración a los 2600 eventuales que conforman una fuerza de trabajo fuerte y sólida en nuestro instituto. Y abogo en singular y en plural, porque el ejercicio de la voz sea para todos un derecho, para el INAH del futuro. Muchas gracias.