La difusión activa del patrimonio cultural a través de las humanidades digitales.

 

Amairani Avid Nava

Uno de los retos más importantes ante los cuales se enfrenta el INAH, es sin duda, mantener la difusión vigente ante la era digital. Si bien es cierto, en diversos centros INAH, el papel de Facebook como medio de contacto con las comunidades ha solventado de cierta manera esta necesidad incipiente de difusión, la carencia de departamentos específicos de difusión y diseño digital, en varios de ellos, propicia una brecha en el estudio del efecto de los post de difusión en el comportamiento del usuario.

Esto no debe de malinterpretarse como una manera de demeritar el trabajo preexistente, sino como un área de oportunidad de expansión y mejoría del mismo. La realidad es, que hay un conocimiento limitado en la academia en cuanto a las humanidades digitales y una difusión que vaya de la mano con un marketing cultural de la difusión histórica e incluso del ambiente propicio para la difusión arqueológica, no solo en materia de investigación sino de promoción cultural en las visitas a las mismas.

Es importante revalidar, a través de la difusión de nuestros canales digitales, llámese YouTube, Instagram, Facebook, o incluso TikTok, el papel interdisciplinario del INAH como medio vital para compartir información, no solo del quehacer institucional sino de datos de interés que fortalezcan y eduquen a la comunidad acerca de la colaboración y participación de nuestras comunidades con el INAH. Para ello, es importante que nuestros públicos, tengan acceso libre a herramientas de enseñanza online, donde el atractivo digital sea primordial para atraer a la audiencia, en vez de nosotros ir a ella.

No podemos tomar este modelo, a modo de un “machote” digital, que se aplique para todos nuestros centros INAH. El estudio de nuestras audiencias, a modo de un crowdsourcing o microblogging, debe ser a nivel regional, haciendo gala de nuestro mote antropológico, debemos recordar las sociedades se comportan diferente dependiendo el estado, por ello, las tendencias de difusión deben ser particulares y la región a la que van enfocadas. Así, el tema de difusión activa, es decir, constante y premeditada, debe ser una de las tareas más importantes hoy día para nuestro instituto.

 Anteriormente se mencionó, que la academia tiene un conocimiento limitado del uso de las humanidades digitales y la pandemia de hace 4 años nos demostró que difícilmente nos encontrábamos preparados para salir del molde tradicional de difusión y enseñanza. Sin embargo, también recibimos sorpresas gratas, porque en muchos casos nos dimos cuenta era posible seguir manteniendo el enlace de comunicación a distancia y continuar creando redes culturales tal como lo vemos hoy día en este foro INAH.

Es una realidad actual que nuestro sector tiene mucha competencia en la era digital. La difusión del patrimonio cultural, se encuentra en competencia con redes de contenido que, en apariencia, apetecen mucho más atractivos que el conocimiento o visita de algo que parece muy alejado de mi realidad actual. Es por eso que, el principal objetivo a vencer es disminuir ese distanciamiento temporal de nuestro patrimonio s través de narrativas de difusión digital que permitan al usuario tener no solo una lectura de información o un viaje a un sitio arqueológico, sino una experiencia.

Así, nuestro enfoque debe ser a modo cualitativo como en el caso de la etnografía digital donde la propia área de difusión, a modo interdisciplinario pueda entender la compleja discusión entre la relación de las humanidades digitales y el papel de difusión patrimonial del INAH. De este modo, es de vital importancia tornar la mirada hacia los medios digitales como discursos completamente legítimos de difusión donde no solamente sea publicada, sino circulada y remediada. Tal es el caso de la compaginación de medios digitales como realidad aumentada o experiencias a través de videojuegos o aplicaciones que potencialmente pueden ser incorporadas a la narrativa de nuestros museos y sitios arqueológicos.

El reto importante a vencer, sin duda, será la parte presupuestal de tan ambiciosa primicia como lo son las humanidades digitales en el papel de difusión del patrimonio. En el caso de nuestros museos y sitios arqueológicos bajo el resguardo del INAH, debemos contar no solo con el mejoramiento de la narrativa del visitante en cuanto a infraestructura física se requiere sino la creación y mantenimiento de medios digitales para atraer audiencias a nuestro patrimonio y crear un discurso cultural con ellos. Si esto fuera posible, y pudieramos disminuir la brecha entre el pasado y la actualidad, también garantizaríamos de cierto modo la permanencia de nuestro patrimonio en la nueva era digital y la idea, de que nuestros discursos históricos y antropológicos no dejan de ser interdisciplinarios y en constante actualización.

Fuentes de consulta:

Baraibar Echeverraría, Álvaro. Visibilidad y divulgación de la investigación desde las Humanidades digitalesexperiencias y proyectos. Universidad de Navarra, 2014

Barró, Francisco, et al. Humanidades digitales, ilustración, difusión y publicidad. Revista virtualismx, 2022

Ross, Claire.Social Media for digital humanities and community engagement. Cambridge University Press, 2018

Wells, Nancy. Social Media, Research and the digital Humanities. University of London, 2022

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