EL INAH en la Montaña y en los pueblos originarios 

Margarita Loera Chávez y Peniche

Dirección de Estudios Históricos

 

Muy buenas tardes 

Mi participación en este foro se suma a la común necesidad de pensar el INAH hacia el futuro. En ningún momento pretendo proponer un modelo a nadie, pero el platicar brevemente nuestro proyecto registrado en el INAH como “Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural y Ecológico en los Volcanes”, quizá pueda ofrecer algunas ideas, a quienes trabajan en comunidades que en la ley y la academia se denominan pueblos originarios, a los que yo sumo las comunidades campesinas mestizas, hoy mayoritariamente pluriactivas económicamente, pero que aún mantienen fuertes ligas con sus cosmovisiones originarias, defienden sus identidades y están en lucha por sus territorios, muy golpeados por el extractivismo. Hemos trabajado alrededor de 44 años en los que se ha logrado un satisfactorio resultado. Parte del cual, invitamos a conocer en nuestra página wwwproyectoejevolcanes.com, registrada en el instituto. Hemos trabajado principalmente en el Nevado de Toluca, en la Iztaccíhuatl y el Popocatépetl y con menor productividad en el Pico de Orizaba. Este año hemos renovado generacionalmente nuestro equipo de trabajo, aunque sigue siendo coordinado por los investigadores y docentes que sobrevivimos. Recientemente se han agregado tres sub coordinaciones a las ya existentes, que son la General, que incluye el área de Historia y Etnohistoria, a mi cargo, la de Antropología social y la de Arqueología, donde la labor de arqueoastronomía ha sido fundamental. Las nuevas son Historia Ambiental, Antropología Ecológica y la de Pueblos Originarios y Campesinado se lleva desde Argentina. Gracias a nuestro Seminario Permanente de Antropología de la Montaña y el Clima, que es mensual, y a la sSemana anual de Antropología de la Montaña que existe desde el año 2005, se han sumado a nuestro equipo de trabajo investigadores que trabajan en muchas montañas de nuestro territorio nacional, y en volcanes y montañas de América del sur y algunas de Europa. Nos reunimos por zoom cada dos meses para presentar resultados de investigación. Esta conexión externa nos permite además lograr apoyos económicos fuereños, por ejemplo, de viáticos para asistir a nuestros eventos y oferta de publicaciones colectivas en donde participamos. La montaña y los volcanes son fundamentales de estudiar por la biodiversidad que los caracteriza, misma que explica la prioridad que tuvieron en la cosmovisión mesoamericana y en la sobrevivencia de la misma, en los subsecuentes tiempos de nuestra historia. Esto también ha legado un patrimonio cultural tangible e intangible que exige para tratarlo de hondas reflexiones y complejas actividades multidisciplinarias, que se insertan en la larga, mediana y la corta duración, pero que siempre abordamos a partir de requerimientos variados del presente. A lo largo de tantos años de trabajo, ha habido cuestiones importantes que nos han permitido acceder a apoyos materiales para desarrollar la investigación, la localización, registro y hasta conservación y restauración del patrimonio cultural y natural, así como las labores de difusión e impacto comunitario. La diversidad multidisciplinaria que exige nuestra actividad, nos ha permitido acceder a la infraestructura de las diferentes áreas del INAH y sumarnos a sus objetivos. También hemos agregado esfuerzos con instituciones de los tres niveles de gobierno cuyos objetivos se complementan y se ligan a los nuestros. Por ejemplo, dependencias de Áreas Naturales Protegidas o instituciones o departamentos dedicados a la cultura, la educación o difusión, como casas de cultura donde su infraestructura ha sido fundamental y su personal se ha unido a nosotros. Menciono entre otros, a biólogos, docentes o hasta equipos de vigilancia y custodia especializada, cuando se labora en zonas y caminos solitarios y difíciles. Pero un apoyo fundamental y sin el que no hubiéramos nunca poder avanzar han sido los habitantes de las localidades o guardianes de los territorios de las montañas y volcanes, que abarcan desde las cimas, hasta las áreas habitacionales. Junto con ellos contamos actualmente con asociaciones civiles, en las que tenemos editoriales reconocidas por el Conacyt, radios difusoras y cuadrillas de restauración ambiental. El trabajo con las comunidades ha facilitado siempre el tema de viáticos. Nunca ha faltado un especio donde dormir durante las temporadas de trabajo o el mutuo compartir de alimentos no solo en campos de cultivos, rituales o festividades. Es asunto de la convivencia diaria. Tampoco han faltado medios de transporte y ayuda en ascensos y trabajos varios como camiones o caballos. Hemos contado con locales y apoyos para salvar archivos. Ayuda en la traducción oral y escrita de la lengua náhuatl, material de investigación que ha sido mucho y la traducción difícil de obtener en el medio académico, por cuestiones de diferenciación regional o temporalidad de discursos que perviven y que contienen incluso lenguajes esotéricos que en ocasiones nos han rebelado. Hemos recibido facilidad de mano de obra en trabajos de arqueología o albañilería, por ejemplo, en alguna restauración, evidentemente siempre bajo la asesoría y rectoría del INAH. Sumándonos a proyectos del INAH, con las comunidades, se ha apoyado a la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, dirigiendo a los arquitectos a sitios donde están los inmuebles e incluso algunos muebles, y facilitando fotografía antigua. Eso ha sido importante en la elaboración y actualización de catálogos y fototecas. Colaboraciones similares se han tenido con Restauración, Museos y muy especialmente con la Subdirección de Arqueología Subacuática, en temporadas de trabajo en las lagunas del Nevado de Toluca o en Nahualac a 4000 metros de altura del Iztaccíhuatl, nosotros con información y las comunidades facilitando mano de obra, seguridad y vigilancia. Hay que recordar que los vestigios sean arqueológicos o rupestres, al igual que el paisaje donde están, son considerados parte de sus territorios y las iglesias y templos están en alineación con las montañas por lo también son sitios de ritual en donde los santos son potencias que indican calendarizaciones de los ciclos naturales y por ende de cultivos. Sin las comunidades es imposible tener ningún conocimiento ancestral que permita acceder a las memorias bioculturales de ningún tipo o a la oralidad que explica su devenir en la larga duración.

Gracias a los logros alcanzados con las comunidades y sumando infraestructuras y donativos propios y de todo tipo, en el año 2006 fuimos reconocidos como Proyecto eje de la ENAH y recibimos un apoyo para la formación de un proyecto editorial que ha dado un resultado importante en libros individuales, de colectividades especializadas y en formación sobre el tema de montaña y hay mucho material por demanda comunitaria, en los que a los libros se añaden documentales y audio libros que ellos han reproducido varias veces por la costumbre de recibir su memoria en forma oral y que usan difundir en altavoz en los pueblos .Hemos trabajado con todas las especialidades que existen en la ENAH desde licenciatura hasta doctorado lo que ha permitido la producción de varias tesis. Todo este material junto con avances de investigación, registros de archivo y fotografía se puede consultar en nuestra página web. La unión con Montañismo INAH ha sido fundamental para la formación adecuada de nuestros equipos de trabajo, y en los ascensos que son continuos, se hacen prospecciones arqueológicas y antropológicas, lo que facilita el registro de áreas de trabajo. Desde el 2020 por cuestión presupuestal se nos quitó el reconocimiento de proyecto eje y laboramos hoy con el registro de la Dirección de Estudios Históricos, institución a la que siempre he estado adscrita y extiendo mi total gratitud y honra de pertenecer: Actualmente la ENAH sigue colaborando con infraestructura, pero ya no contamos con presupuesto especial para el proyecto. Sin embargo, la actividad es la misma siguiendo los caminos de apoyo múltiple y especialmente comunitario y tecnológico.

Una anécdota, con la que termino, y que es muestra de nuestros muchos resultados, es el libro titulado entre el Chignatécatl y el Chignahuapan, donde a solicitud de una comunidad hicimos análisis de títulos primordiales y procesos de territorialidad con lenguaje accesible para la difusión Los costos se hicieron con los presupuestos de campaña de un aspirante a puesto público al que se convenció que el libro era mejor que repartir llaveros o despensas. El tiraje fue de 3000 ejemplares, mismos que se agotaron en la presentación en plaza pública con lo que hubo recuperación económica. Esto es común que suceda con el material comunitario. En síntesis, la suma de esfuerzos, unión comunitaria y uso de tecnología han sido un buen camino de logros. 

Lamento que esta presentación no haya dado pie para presentar video porque nuestras locaciones, paisajes y zonas arqueológicas siempre apoyadas por el INAH y Parques Naturales, han sido de primera y la lista de reconocidos especialistas con quienes se trabaja ha sido también omitida por falta de tiempo, pero les expreso mi agradecimiento. A todos nuestros integrantes. Muchas gracias.

Compártelo