Del concepto a la operación, el futuro de la paleontología en el INAH
Felisa Josefina Aguilar Arellano
Profesora Investigadora Titular “C”
Centro INAH Coahuila
En 1986, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la modificación a la Ley Orgánica del INAH, así como la adición del Artículo 28bis a la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, inició el que los vestigios o restos fósiles de seres orgánicos que habitaron en tiempos pretéritos en territorio mexicano y que, por su interés paleontológico, fueran investigados, recuperados, conservados, restaurados por el INAH, y que además se aplicarán las mismas disposiciones a las que está sujeto el patrimonio arqueológico.
Si bien, dicha tarea, que fue asignada a nuestra institución, partía de que ya existían las áreas que pudieran ejecutar la nueva asignatura; sin embargo, los hechos indican un proceso lento, e incluso de rechazo, ante la magnitud de lo que implicaba, considerando la diversidad de vestigios o restos fósiles, la temporalidad que se mide en miles o millones de años, y otros conceptos propios de las ciencias naturales que no se contemplan en el patrimonio arqueológico.
Aspectos que en su momento se discutieron tanto al interior del INAH, como en la academia en Paleontología, y grupos de aficionados. Pero como bien, lo indicó el Ing. Joaquín García-Bárcena en un mecanoscrito no publicado sobre el patrimonio paleontológico, y consultable en el hoy Archivo Nacional de Arqueología cito:
“… el Poder Legislativo decidió que el patrimonio paleontológico deberá de estar bajo la responsabilidad del INAH, con la distorsión en sus funciones que esto implica, por tanto, mientras la legislación vigente no cambie, el INAH deberá tomar medida para cumplir adecuadamente con esta nueva función que le ha sido asignada.”.
Hoy, a 38 años de esa encomienda, se pueden enlistar algunos de los aspectos trabajados: la creación del Consejo de Paleontología, órgano consultivo de la dirección general, y con ello se emite la autorización para poder realizar prospección, excavación y/o investigación de restos fósiles; la creación de la Subdirección de Paleontología dentro de la Coordinación Nacional de Arqueología, la cual operó de forma intermitente entre 1995 a 2019; la inclusión en el Sistema Único de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos para el registro de los monumentos muebles e inmuebles paleontológicos, así como la creación del Catálogo de Localidades Paleontológicas bajo resguardo de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos; la apertura a la visita pública de la primera zona paleontológica Rincón Colorado, y, más recientemente, la publicación del Reglamento de la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que da una definición a la estructura orgánica y funcionamiento de la institución, en la cual se incluye a los bienes de interés paleontológico.
Si bien, parte de lo realizado permite cumplir con algunas de las responsabilidades asignadas, y que son exclusivas, de acuerdo a la legislación vigente, todavía faltan varios aspectos por cubrir, tanto en la protección y vigilancia del patrimonio paleontológico, como en tareas compartidas con otras instituciones nacionales que realizan investigación, conservación y resguardo de bienes de interés paleontológico.
El Instituto, debe de trabajar por contar con un área central, asignada para establecer y mantener una comunicación y coordinación en materia de paleontología, que hoy en día, y cubriendo esa necesidad ha venido realizando el Consejo de Paleontología, limitándose en llegar más allá, al no ser un área operativa. Esta área, deberá de contar con personal adecuado, ya que la paleontología es una especialidad de la biología y de la geología, y que, si bien en algunas tareas deberá de sumarse el aspecto antropológico y/o arqueológico, el núcleo principal es la información paleontológica escrita a través del estudio de los fósiles y las rocas de donde estos son extraídos.
Esta área, lo ideal sería una coordinación, ya que los bienes de interés paleontológico están en el mismo nivel que el patrimonio arqueológico, pero se comprender, en que se deberá de ajustar ante lo que hoy el Instituto se enfrenta, pero es importante dejarlo de manifiesto, para que quedé en las propuestas para fortalecer las tareas institucionales.
Si bien, esta área es importante para coordinar y dar seguimiento a las tareas que faltan por trabajar, en lo que esto se concreta, es importante no dejar de lado otros aspectos que diariamente están presentes tanto en las tareas institucionales, como en la investigación paleontológica nacional, tanto en las escuelas como incluso espacios de exposición y de difusión, donde se manejan los bienes de interés paleontológico como algo accesorio, y no como parte del patrimonio nacional.
Para seguir avanzando en los aspectos operativos, dentro de los temas a desarrollar y aplicar en un corto plazo son:
- Trabajar en lo que contempla un salvamento paleontológico, y la forma en que se articulará con lo que ya existe en materia arqueológica
- Reforzar a la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, para contar con personal que permita el registro de las colecciones paleontológicas institucionales, y dar apoyo al personal del Centro INAH que así lo requiera.
- Reforzar a los Centros INAH con personal para los proyectos de protección técnica y legal en patrimonio paleontológico
- Hacer diagnósticos al interior del INAH sobre la atención de las colecciones y localidades paleontológicas, incluyendo a los museos, y en caso de que se cuente con colecciones el estado de investigación y conservación en las que se encuentran.
- Vigilar el cumplimiento de lo establecido en la legislación vigente para realizar la investigación en territorio nacional, así como la exportación temporal.
El tiempo es corto, las ideas muchas, pero es importante dejar aquí parte de los aspectos que urgen trabajar, a través de una adecuada articulación y coordinación, y no porque las palabras paleontología, fósiles, bienes de interés paleontológico no estén explícitos, estos no corren peligro, hoy en día, los cambios de uso suelo están permitiendo tener acceso a yacimientos paleontológicos que solo el intemperismo nos permitirían llegar a ellos, en muchas generaciones por delante; pero también, estamos observando la pérdida de colecciones institucionales paleontológicas, que hoy son la memoria de yacimientos borrados por crecimiento urbano; así es, importante: