Coloquio: Caminos abiertos hacia el futuro

Mesa Formación y docencia: Decantar el conocimiento

 

Rebeca Monroy Nasr

DEH-INAH

 

Hace casi 43 años ingresé al INAH como Fotógrafa de Bienes Culturales, era el momento de auge del sindicalismo independiente. En ese contexto surgió el Sindicato de Administrativos, Técnicos y Manuales, en el que me forjé como trabajadora comprometida con las luchas sociales y con la institución. En ese momento me puse la camiseta, refrendada cuando los charros en aquel 1º de mayo de 1983, ante los ojos de Miguel de la Madrid en el zócalo, nos amenazaron, golpearon, maltrataron y lastimaron. Pero entonces como ahora no me la quité. Desde ese entonces llevo puesta la camiseta del INAH, que tiene una profunda responsabilidad con la nación y el pueblo de México como instituto de servicio público. Después de 9 años de labores encontré otro rumbo, cuando empecé la maestría en Historia del Arte en la UNAM y con ello la posibilidad investigar sobre la historia de la fotografía. Corrían los años noventa y gracias a las CGT (Condiciones Generales de Trabajo), tan defendidas entonces y ahora reconocidas, logré pasar al área de investigación a prueba por seis meses y luego con la definitividad en un centro de trabajo que me dio cobijo: la Dirección de Estudios Históricos que aún estaba en el anexo al Castillo de Chapultepec. Cuento esta historia porque considero que, desde entonces fui muy afortunada al pertenecer a esta institución generosa, que abrió sus puertas a una especialidad que no existía y que se empezaba a vislumbrar en el ambiente académico: de historiadora de la fotografía o fotohistoriadora. 

Es por ello, que me cubre de orgullo pertenecer al INAH y llevar la camiseta bien puesta, porque es una institución generosa, que ha abierto sus formas para transformar y entender a la sociedad, que ha aportado al concepto y percepción de identidad desde perspectivas históricas, arqueológicas y antropológicas, entre muchas otras. Además de dedicarse a la conservación de los diversos patrimonios que tenemos, como es el caso de la Fototeca Nacional, perteneciente al Sistema Nacional de Fototecas, que nos ha brindado la fortuna de guardar en sus entrañas las imágenes del pasado desde el siglo XIX, ahora y desde hace años consultable de manera digital, y que es un medio de consulta que pocos países latinoamericanos tienen. También gracias a su revista Alquimia, única en su género, publicada desde 1997 la cual cuenta ya con 80 números temáticos con investigaciones sólidas e imágenes poco usuales, por lo que se ha convertido en un marco de referencia socio-cultural y estética, que no se tiene en otra parte del mundo. Alquimia coexiste con sus homólogas Cuartoscuro y Luna Córnea

El INAH es una institución generosa por varios motivos. Nos ha permitido a muchos de nosotros crecer, forjarnos, sembrar y ver resultados. Ha abierto sus puertas al conocimiento de esta forma de trabajo con fuentes no convencionales de la historia, la fotografía y sus múltiples lecturas. Así como lo ha realizado con la historia oral, la historia de las mentalidades, la historia del campesinado, la historia de las mujeres, la historia urbana, la historia contemporánea, ahora con nuevos temas como la historia de las emociones y de la comunidad LGBT+. Todos ellos se han convertido en piedras angulares en los estudios históricos y la historiografía.

Generoso el INAH, porque fomenta e impulsa trabajar en las líneas que creemos importantes para conocer nuestro pasado, desde temas políticos sociales, culturales, económicos, de vida cotidiana. En el caso de la foto desde el año de 1839 hasta las investigaciones de historia reciente como lo son las imágenes de Ayotzinapa, entre muchos. Hasta ayer éramos pocos los fotohistoriadores, una rama que se creó en los ochentas, después, ingresaron al gremio en el INAH Rosa Casanova, Paty Massé, Daniel Escorza. Tuvimos la fortuna de contar con la presencia de José Antonio Rodríguez por algunos años desde 2016 hasta su muerte en el 2021. Hoy, justo se agregan dos lugares más en este cosmos de la historia y la fotografía, lo cual nos hace muy felices pues a pesar de que se diga con atrevimiento que el INAH no funciona y que se desmantela, ahora se están concursando 67 plazas, y en la DEH el saldo es a favor con cinco de ellas a concurso. Seremos seis especialistas en historia de la fotografía en la estructura nacional, lo cual es importante para asentar ya esta profesión que tanta falta nos hacía. 

Quiero referirme, pues al nivel que hemos logrado con esta institución y que no hay en ninguna otra del país, la formación de cuadros especializados desde las aulas. Y es que gracias también a la ruta que se abrió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en el posgrado de Historia y Etnohistoria hace unos 18 años, con la línea de investigación Historia social e Imagen, que propició el Dr. Alberto del Castillo con la Dra. Hilda Iparraguirre, y a la cual fui invitada a participar, ha permitido la formación de maestros y doctores especializados en el análisis de la imagen y se ha logrado construir un Seminario que cumple ya sus 17 años, el de la Mirada Documental que ha realizado cerca de 850 participaciones con especialistas en la imagen fija y móvil, presentando sus trabajos bajo diversas metodologías, marcos teóricos y conceptualizaciones para enriquecer a los alumnos de diversas instituciones. Pues este seminario trabaja de manera interinstitucional con el Instituto Mora en donde ahora labora el Dr. Alberto del Castillo y la DEH del INAH, pues contamos con su respaldo absoluto para trabajar desde esas trincheras. Es importante señalar tiene y ha tenido en su haber alumnos de otras universidades como la UNAM, la UAM, la UAEH, UAEM, de la UAA, del propio Mora y por supuesto la ENAH. La importancia de ser inter, trans y multi disciplinario también nos ha permitido tener alumnos y participantes de otras partes de mundo y de ser un referente para América Latina y algunas partes de Europa (Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Francia, España). Muchos de ellos con puestos de dirección como lo ha sido en el Acervo del CI, en casas de Subastas, en Museos, en otras universidades, la UNAM y el INAH. 

Es decir, gracias a la benevolencia y elasticidad que se tiene en la ENAH, en la DEH, en el INAH en general y a que hacemos lo que nos gusta y podemos desarrollarlo de manera profunda es que se ha construido un conocimiento amplio, sólido y vanguardista. No hay en ninguna otra institución nacional ni internacional con una línea de trabajo como la que tenemos en la ENAH. Además nos hemos vinculado con otras universidades como la UIA y la UACM. Estamos por realizar el VIII Coloquio de la Mirada Documental en 2025, exclusivo para los alumnos, con ponencias magistrales y comentarios a sus tesis. 

Por su parte en la ENAH llevo a cabo un seminario de tesis que se intitula El Sabor de la Imagen que ya cumple sus 16 años, en dónde se reúne a los tesistas de diferentes universidades nacionales y extranjeras para guiar sus pasos por los caminos de la investigación. Estos dos seminarios que crecen al amparo de la ENAH- INAH, convoca e incluye a otros porque enriquecen los trabajos al mostrar sus rutas críticas, su historiografía, sus análisis histórico-visuales entre otros. Con esto quiero señalar que, en la ENAH --a diferencia de otras escuelas y universidades--, la historia del tiempo presente es factible, las fotografías son documentos históricos, sociales o estéticos y se puede abrevar de fuentes no convencionales para hacer historia. En nuestra institución se puede y se realiza la libertad de cátedra, pero más aún, se impulsa y fomenta la retribución social y comunitaria con otras escuelas y con la sociedad en su conjunto. Es un elemento que importa en la medida en que damos a conocer nuestro pasado en imágenes. Más aún, investigamos el presente que vivimos y por dónde podemos acceder a un futuro cada día mejor con libros de historia reciente como el del Halconazo del 71 y el de Ayotzinapa una historia en imágenes, con el INHERM, con una postura crítica y política dirigidos a públicos amplios. En la actualidad, hemos expandido esta forma de nuestro trabajo al reforzar con aliados como Estéticas de la UNAM, con Museo Archivo de la Fotografía, la Biblioteca de la UIA, el INHERM, y otros. Con este propósito hemos creado la Red de Historiadores de la Fotografía en México, también con el Dr. Alberto del Castillo y la que esto escribe, desde hace un par de años (2022). Esta red se enlaza con otras, como la de Historiadores de la Fotografía en Latinoamérica organizada por Del Castillo y Charles Monteiro de Brasil (2022). La producción editorial es amplia, tenemos los dos coordinadores del Seminario más de 25 libros creados de manera individual, más de 15 como co-coordinaciones, unas 200 tesis en las que hemos intervenido como directores o asesores, aunado a lo que está en forja. Alumnos con premios nacionales y con libros-tesis publicadas, además, en posdoctorados. Sea pues que esta experiencia de investigación junto con los Seminarios forma una especie de rizoma, que da paso al nuevo conocimiento y que gracias al INAH y a ese patrimonio cultural tan valioso que conserva y resguarda tiene mucho más que analizar para profundizar nuestras nociones histórico, sociales, de comunidad, sociedad y sobre todo de identidad, en los momentos más álgidos de nuestra historia. Hemos formado toda una generación de nuevos fotohistoriadores, ya están aquí y estamos preparando otras más. Sea pues que esta experiencia sirva para decantar el conocimiento creado, para abrir puertas a otros medios, modelos de historia y de análisis de la imagen. Vienen tiempos más arduos ante la fotografía digital y las redes sociales, habrá que buscar las claves para esas historias. Es ahora este INAH que requiere cada día de nuestras labores para salir más fortalecido, en sus quehaceres, en sus tareas diarias. Sin duda, hace falta reforzar y ampliar los presupuestos para las bóvedas, para el resguardo, conservación, difusión. Sin duda, necesitamos que las revistas y libros salgan a tiempo e impresas, para que tengamos mayor difusión de las voces contenidas. Requerimos mostrar nuestros avances a otros países y regiones con proyectos y mayor presencia. Lo haremos desde la trinchera del trabajo arduo, fecundo, creador y constructor de este INAH a futuro que tenemos hoy. Y lo haremos con la camiseta bien puesta como desde hace décadas lo venimos haciendo.

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