Tema: "Investigación en las disciplinas antropológicas e históricas": 

Problema: Análisis de Trabajo Seguro (ATS) en excavaciones arqueológicas. 

 

 

La investigación de salvamento arqueológico es aquella que puede tener lugar previo al desarrollo de la obra civil, para la cual se desarrolla un proyecto de investigación con tiempos coordinados. Empero, en algunas ocasiones, los tiempos del proyecto y el contexto demandan que coexistamos con la obra civil. Sabemos que los objetivos para ambos son disímil, pero recae en nosotros como profesionistas el ingenio para llegar a buen puerto. 

Últimamente, la seguridad industrial ha cobrado fuerza para proteger los derechos de las y los trabajadores en los sectores económicos secundario y terciario, esto es las industrias y los servicios. En estas regulaciones se busca que las y los trabajadores se sientan cómodos con sus espacios de trabajo y las actividades que en ellos se realizan, evitando así riesgos potenciales que podrían causarles algún problema médico y, creemos, la arqueología tiene bastante que aprender de ello aún.

Pensar en un INAH hacia el futuro es una meta, creo yo, más que ver el problema actual y enfrascarse en él. Debemos buscar como resolver algunas de las vicisitudes que podemos presentar en campo. Razón misma de este coloquio y, al menos en nuestro campo de acción, la seguridad industrial es un “futuro” que hoy nos está alcanzando.

 

Devenir de la seguridad laboral en México.

El derecho al trabajo seguro es un hecho plasmado en la Constitución Política, y en su haber se relacionan disciplinas como las ciencias de la salud, el derecho, antropología y sociología, dado que lo que se busca evitar son los accidentes de trabajo cuyas causas, en la mayoría de las ocasiones, pueden prevenirse.

Es debido a que los accidentes de trabajo son la causa de muerte de 6 300 personas al año a nivel global, según datos de la Organización Internacional del Trabajo, que desde 2003 se celebra cada 28 de abril el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, en vías de hacer conciencia y crear una cultura de la prevención.

En el sector secundario es donde tienden a presentarse mayores accidentes de trabajo, ya que las diversas industrias extractivas suelen utilizar aún mano de obra humana y maquinaria pesada, mientras que el sector terciario tiende a presentar mayores enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, ansiedad y otras, relacionadas con el sedentarismo y el trabajo intelectual que pueden también saturar al individuo.

En el sector secundario es, dónde curiosamente, se ha insertado la arqueología de salvamento desde la década 60 del siglo pasado. El acompañamiento a obra civil cada vez es más constante en pro del patrimonio cultural. No tanto así de los derechos laborales de las y los trabajadores en vías de investigar en espacios seguros. 

De forma personal, es desde el año 2019 que he notado un cambio sustancial en la regulación de las prácticas dentro del sector construcción, que invariablemente han abierto la ventana hacia las excavaciones arqueológicas. Posturas encontradas habrá frente a la presencia de seguristas en nuestras excavaciones, pero creo yo que pueden ser benéficas y deben ser aprovechadas e implementadas por nuestro sector.

 

Anecdotario

Es la praxis, lo que nos tiene hoy ante este importante público. La praxis de la excavación arqueológica en la cual las primeras reuniones con los seguristas tienden a ser “encontronazos” en los que cada quien defiende su punto: si los trabajadores están empleados por la empresa que solicitó el salvamento, pues deberán realizar las mismas prácticas seguras que el resto del personal, sin embargo las y los arqueólogos argumentaremos que el contexto puede dañarse si no consideramos sus particularidades, así como la prioridad del registro y la necesidad de excavar a 90° los perfiles. En este punto puede haber dos caminos: una imposición tajante por parte de la empresa para seguir a raja tabla la Norma Oficial Mexicana de excavaciones: NOM-031- STPS- 2011 en la cual el personal de arqueología será supervisado todo el tiempo por Ingenieras o Ingenieros Industriales que buscan encontrar en la realidad material la teoría de la norma, o protegerla. Mientras que el segundo camino será una mesa de diálogo entre el Departamento de Seguridad e Higiene que permita crear un documento en el cual cada profesionista exponga su punto y lleguemos a un común acuerdo. Este último camino es el que hemos podido tomar en los últimos años y venimos acá, simplemente, a contar nuestra experiencia. 

Un especialista en seguridad industrial está específicamente inmiscuido y entrenado para observar riesgos potenciales que las y los arqueólogos en muchas ocasiones no alcanzamos a prevenir. Estos van desde el agrietamiento de perfiles, la contención de rellenos más pesados por arenas, la presencia de objetos o herramientas en las orillas que podrían caer en la cabeza de alguien, la presencia de una escalera que puede salvar la vida del personal en caso de sismo, y otras más complejas como el manejo de aguas negras en excavaciones arqueológicas, resultado de la mala calidad de la infraestructura o la presencia de gases en cuevas, túneles, cisternas, edificios, etc. Que podrían causar un accidente en el presente o un daño mortal a futuro.

Del diálogo con la arqueología surgirá una exposición de las particularidades metodológicas de nuestra disciplina: los perfiles rectos para poder observar las secuencias estratigráficas y la imposibilidad de colocar troqueles sin el registro previo con dibujo o foto, así como la consideración de testigos que doten de estabilidad a los pozos o la presencia de poleas para hacer más eficiente el esfuerzo de los trabajadores, la presencia de cárcamos en contextos inundados que podrían dañar el contexto, la necesidad de lámparas en espacios confinados, etcétera.

Es por ello que presentamos acá dos documentos que han resultado de la discusión de estos puntos, los cuales han funcionado para dos proyectos en los que hemos tenido que coexistir con obra civil y que, finalmente, buscan la seguridad de todas y todos. Probablemente por razones monetarias para los terceros que nos contratan, pero objetivamente, para desempeñar investigaciones de calidad con el personal calificado de forma segura.

Se realiza entonces la presentación de cada uno de los documentos de forma gráfica:

Conclusiones

Creemos que la necesidad de formar arqueólogas y arqueólogos que conozcan de riesgos potenciales en las excavaciones es crucial, no solo para generar un diálogo con las supervisiones de obra, si no para promover una cultura del trabajo seguro dentro del sector arqueológico que pueda alcanzar a todo el Instituto: el trabajo en campo lo demanda. Así, para mí, un INAH del futuro es aquel que cuenta con un departamento de seguridad laboral que vigile por las buenas prácticas dentro de las investigaciones: riesgos de colapso en excavaciones, riesgo por descompresión forzada en buceos de arqueología subacuática, riesgos por ingreso a túneles con cinabrio o minerales tóxicos, riesgo por excavar contextos contaminados o con esporas y, también, especialistas en obra civil que sean capaces de exponer las necesidades de equipo de protección personal a los involucrados en los proyectos.

Las disciplinas como “Manejo de Proyectos” o “Administración de Capital Humano” 

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